Encendido estuvo el debate esta semana tras los dichos del rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, en una entrevista de La Tercera el pasado domingo. Entre otras cosas, el filósofo criticó el papel que jugó el mundo intelectual frente a las revueltas acontecidas durante el estallido social y los días siguientes a éste.
"Lo que ocurrió en octubre estuvo precedido por un evidente simplismo intelectual a la hora de comprender la vida social. Recordemos que durante muchos años todos los problemas de la sociedad se resumían en la cuestión del lucro. (...). Esto acabó convenciendo prácticamente a todos, que se dejaron anestesiar por este entusiasmo: la violencia no era violencia, era desobediencia civil. Las marchas y los actos de destrozo no eran marchas violentas tampoco, era un acto pacífico, sólo alterado en parte por personas que se infiltraron. Creo que es una mezcla de hipnosis y de adormecimiento intelectual con cobardía. Las élites intelectuales, allí donde las hay, brillaron por su ausencia", indicó.
Estas palabras no sólo fueron tomadas por el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, sino que ahora además las comentó
el escritor y académico de esa misma casa de estudios, Juan Pablo Luna. Mediante una entrevista en el Diario Financiero, junto con abordar la escena política chilena luego del plebiscito del 4 de Septiembre,
criticó las declaraciones de Peña.
"Primero, manifiesto mi solidaridad con los colegas y en particular con los de la UDP, cuyo trabajo ha sido implícitamente descalificado por su rector, quien reniega de la investigación que durante décadas ya, ha analizado distintas implicancias de la fractura social que existe en Chile. Siempre nos nombran a los mismos, pero son hartos más…(…)", indicó el autor de "La chusma inconsciente".
Para luego aseverar que "el ninguneo no es inocuo, la academia y el saber solo pueden ser una búsqueda colectiva. Pensar que un único individuo puede, desde la distancia de la torre de marfil, identificar las causas del enorme lío en que nos encontramos es pecar de ingenuidad y soberbia. Y tanta soberbia nubla".
De esta forma, tras ser consultado si es que comparte al menos parte de su análisis, Juan Pablo Luna especificó que "si vamos al argumento sustantivo, alguno de cuyos alcances comparto, pienso que la mirada de Carlos Peña tiene las limitaciones propias de una sociología de Salón, anclada en la exégesis de un manojo de autores clásicos, pero carente de trabajo empírico y densidad analítica", finalizó.
“EL 4-S fue el fin del Gobierno de Boric como el estallido lo fue para Piñera”
Durante la entrevista, el autor Juan Pablo Luna desmenuzó la escena política en Chile y su escenario luego del triunfo del rechazo durante el 4 de septiembre pasado. De esta forma, luego de ser consultado sobre el cómo interpreta el resultado del plebiscito, indicó que bajo su percepción una mayoría unida por "aquello a lo que se oponen".
"En el 62% lo que hay es una suma más bien inorgánica de descontentos que, muy rápidamente, se vuelve difícil de interpretar y canalizar. Hasta el Plebiscito de salida, que fue con voto obligatorio, la opción de la mayoría del electorado chileno era quedarse en casa. Es decir, tenemos un debate muy crispado y polarizado a nivel de sistema político, que no mueve a la mayoría de la gente. Y solo la mueve, por la negativa. Y esa negativa a su vez, no es una única negativa, sino una suma de votos ‘anti’. Lo único que los une es aquello a lo que se oponen", indicó al medio Diario Financiero.
De igual forma, junto con ahondar sobre el descontento social que a juicio del autor permanece en la actualidad, Juan Pablo Luna indicó que el 4-S fue el "fin del Gobierno, tal y como estaba planeado".
"Es dramático que suceda a tan pocos meses de iniciado y ojalá me desmientan, pero, funcionalmente, el 4-S fue el fin del Gobierno de Boric, como el estallido lo fue para Piñera. Lo que veo de diferente entre la administración Boric ante este segundo estallido, es que hay, sobre todo en el Presidente, una vocación de abrir el diálogo, de hacer autocrítica, no sin muchas ambigüedades, como refleja el debate por el TPP11. En el tono del Presidente hay una disposición muy diferente a la que tuvo Piñera, quien profundizó la crisis declarándole la guerra a la sociedad", señaló.
Luego de ser consultado sobre si hay alguna vía de salida para el actual Gobierno, el escritor enfatizó que "creo que el 4-S fue el fin del Gobierno, tal y como estaba planeado. Pero todavía miro con algo de esperanza la posibilidad que el Gobierno logre transformar su debilidad en los acuerdos que hoy se necesitan para impulsar políticas de Estado que vayan sacando al país de la crisis en la que estamos".
Una crisis estructural
Durante la entrevista el analista también se refirió a la crisis política actual, la que a su juicio posee su núcleo en el ámbito estructural, algo sobre lo que "se habla menos".
"(…) Una vertiente tiene relación con los topes del modelo de desarrollo, que tiene que reformarse no solo en términos de propender hacia mayor equidad y sustentabilidad, sino de reformular la manera en que se crece, se genera valor y se innova. Entre otras cosas, ¿qué tipo de recurso humano y qué sistema educativo necesitamos para que el país pueda crecer y satisfacer las nuevas demandas, en un contexto mundial que ha cambiado tan significativamente? Una segunda línea tiene relación a la crisis del Estado. Muchas veces desde la política –y en medio de esta polarización superficial que tenemos entre interpretaciones de izquierda y de derecha– se leen los problemas de Chile como 'necesitamos más mercado o 'requerimos más Estado'", apuntó.
Frente a lo anterior, Juan Pablo Luna profundizó que "uno se encuentra con profundas fallas del Estado y de la institucionalidad estatal", en cuanto a la investigación empírica sobre los fenómenos que poseen relación con el aterrizaje de políticas públicas.
"(…) Uno gana una elección e, inmediatamente, pierde poder. Y eso no solo sucede por la debilidad del liderazgo político y el tipo de política que tenemos, sino porque el Estado como herramienta de transformación social y de incorporación aparece disparejo en términos territoriales, socioeconómicos, funcionales. Tiene múltiples falencias que hacen que la política no pueda resolver los problemas que a la gente le complican la vida cotidiana".
Frente a esto, tras ser consultado por el medio DF sobre por qué indica que existe una discusión política "superficial" que no realiza su trabajo, el académico destaca que en Chile existe una política que en vez de hacerse cargo de un trasfondo estructural compite "en clave de corto plazo echándose la culpa unos a otros".
"(…) Mientras, la institucionalidad estatal se deteriora, seguimos sin discurtir el modelo de desarrollo y los problemas que aquejan la vida de la gente se han vuelto más graves. No distingo entre izquierda y derecha: lo que estamos discutiendo son esloganes, escándalos del día, tuits. Y lo que hay es un cálculo propio de la política, pero que se ha vuelto dominante: pensar solo en ventajas de corto plazo, sin darse cuenta que terminan siendo un disparo en los pies. Parte de lo que ocurre se explica porque tenemos una política incapaz de estructurar el descontento y conflicto que hay en la sociedad", puntualiza.
Frente a lo anterior, Juan Pablo Luna Advierte que esto se cristaliza es durante el momento del día de las elecciones. En este sentido, atrás de una candidatura se "suman descontentos y conflinctos que mueven a la gente", el cual se "desvanece al día siguiente porque lo único que tienen en común esos electores es el candidato, que inmediatamente empieza a perder adhesión”. Lo que según advierte el escritor posee relación con “una política que funciona tratando de interpretar a la sociedad desde arriba, desde la desconexión".