El nombre es tan largo que se le llama simplemente C5. Pero el Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad del Estado de México tiene tantas tareas como palabras en su denominación. Su puesta en marcha ha coincidido con un aumento en la percepción de seguridad en Ciudad de México.
Según las autoridades, este sistema, junto al plan "alto al fuego", ha permitido disminuir los homicidios en la capital mexicana, que pasaron de un promedio diario de 4,3 en enero de 2019 a 1,8 en abril de 2022, pese que el panorama global de la nación azteca sigue siendo complejo: De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) de México, de enero a diciembre de 2021 se registraron 35.625 homicidios; es decir, 28 por cada 100 000 habitantes a nivel nacional. La tasa es menor a la registrada en el mismo periodo de 2020, que fue de 29 asesinatos.
Justamente al país del norte viajó el subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, para visitar el C5 y conocer de primera mano la operación del plan "alto al fuego". En su viaje se reunió con el secretario de Seguridad Ciudadana del Estado de México, Rodrigo Martínez-Ceis Wogau; el subsecretario de Participación Ciudadana y Prevención del Delito CDMX, Pablo Vásquez; el alcalde de la ciudad Nezahualoyotl, Adolfo Cerqueda Rebollo; y el presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia CDMX, Salvador Guerrero Chiprés.
Desde Boston al DF
El origen del Plan "alto al fuego" está en Boston y fue adaptado a la realidad mexicana por la Universidad de Yale. Se basa en la premisa de que la violencia es generada por un número acotado de personas que pertenecen a colectivos determinados.
Para esto, según explicaron desde la subsecretaría, se incluyen dos componentes: el análisis de las dinámicas de violencia y la elaboración en conjunto con la comunidades la ejecución de talleres para brindar acompañamiento a las personas y proveer los apoyos necesarios para las víctimas directas e indirectas de la violencia armada.
La idea es prevenir la reincidencia de conductas violentas de grupos e individuos específicos, además de colaborar con instituciones para desarrollar y aplicar acciones de comunicación preventiva y disuasiva orientadas a evitar la incidencia en estas conductas.
"Este programa ha permitido una reducción importante en la Ciudad de México de los homicidios, con un fuerte trabajo policial, pero también con un componente preventivo, que entra a las comunidades y fortalece la capacidad estatal que ahí está presente", comentó Vergara.
El desarrollo del C5
El otro programa, el C5, apunta a coordinar las autoridades municipales, estatales y federales para brindar servicios de seguridad y de atención ante emergencias. Para ello cuenta con un teléfono único –el 911- que funciona en todo el país y en el caso de la capital México DF, 63 mil cámaras de vigilancia del programa "Ciudad Segura". Todo operando las 24 horas del día y los 365 días del año.
Las labores el C5 han crecido con el tiempo. En 2009 se creó el primer centro y a partir del año siguiente comenzó a operar el programa "Ciudad Segura". En 2013 se incorporó la atención del número de denuncia anónima y tres años después se le designó con su actual denominación.
"El C5 no sólo ha servido para el desarrollo de tareas de investigación por parte de las policías, sino que además la utilidad del sistema de video vigilancia ha ayudado a mejorar la reacción de las autoridades ante emergencias, situaciones de crisis y comisión de ilícitos", detalla la página web del centro.
Así luce el C5 en Ciudad de México.
El debate en México y la necesidad de buenos operadores
Los detractores del sistema C5 apuntan a qué pese a la gran cantidad de cámara son pocos los delitos que quedan registrados y que existen problemas en la operación de la tecnología, cuya inversión total fue de 13 mil millones de pesos mexicanos en infraestructura y software.
"Seguimos trabajando, mirando lo que funciona como también reconociendo y analizando lo que no funciona, porque para nuestras políticas de prevención y particularmente sobre delitos tan complejos que existen a lo largo y ancho de nuestra región latinoamericana tenemos que poner a disposición las mejores prácticas"
Subsecreatrio Vergara
En esa línea, Carlos A. Pérez Ricart, profesor e investigador en el Centro de Investigación y Docencia Económicas de México, quién en una columna de opinión publicada en marzo pasado en el medio Sin Embargo comentó que "el C5 no hace magia", puesto que "es tan importante la tecnología como la gente que está detrás de las cámaras".
De todos modos, subrayó el papel del sistema en el aumento de la percepción de seguridad que ha experimentado Ciudad de México los últimos años. "¿Ha sido el C5 un factor importante en la reducción de la violencia? ¿Valen la pena los miles de millones de pesos que anualmente se gastan? Todo apunta a que sí. Un buen sistema de videovigilancia ayuda en muchos sentidos: permite detectar patrones delictivos que de otro modo desconoceríamos, generar información georreferenciada de ilícitos y crear mapas que permitan realizar análisis especiales de la concentración del crimen en la ciudad", comentó Pérez Ricart.
"Seguimos trabajando, mirando lo que funciona como también reconociendo y analizando lo que no funciona, porque para nuestras políticas de prevención y particularmente sobre delitos tan complejos que existen a lo largo y ancho de nuestra región latinoamericana tenemos que poner a disposición las mejores prácticas, pero también la capacidad de implementarlas en base a las realidades nacionales", agregó el subsecretario Vergara.