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Pensiones: Análisis a los énfasis comunicacionales del Gobierno y el riesgo de no "convencionalizar" el debate

Además de la discusión política, la reforma presentada el miércoles por el Ejecutivo tiene una compleja arista comunicacional.

04 de Noviembre de 2022 | 17:05 | Por Cecilia Román, Emol.
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Sesión de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

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La discusión de la nueva reforma previsional se prevé compleja no solo en el ámbito legislativo, sino también en el público e incluso desde el punto de vista comunicacional, área en la que las autoridades tendrán que desplegarse intensamente para explicar los diversos cambios que impulsa el proyecto. En ese escenario ya se vio algo de acción: durante las primeras horas de difusión de la fórmula, parlamentarios, ministros y hasta el mismo Presidente Gabriel Boric han enfatizado que con este proyecto se terminarían las AFP, lo que ha generado cierto ruido en la discusión pública.

"Partió mal la comunicación porque partió por tratar de explicar mecanismo y no propósito", opina el sociólogo y director de Tú Influyes, Axel Callís.

"Las ideas principales que puso el Gobierno era que se terminaban las AFP y que habría un sistema mixto. Y que iba a haber capitalización individual. Trató de hacer un guiño hacia la derecha con el tema de mantener la capitalización individual y la heredabilidad de los fondos, pero creo que lo más importante era decirle al país que iban a subir las pensiones. La gente quiere que le suban las pensiones. Que sea popular que se terminen las AFP, es verdad, pero era la segunda ola que venía", dice.

En esa línea, la ex ministra del Trabajo, María José Zaldivar, aseguró en Emol esta semana que "el objetivo de terminar con las AFPs per sé es un objetivo que no sé si le trae beneficios a las personas. En cambio, modificar la industria para tener mejores pensiones, más eficiencia, para que el sistema sea más transparente y haya más competencia, me hace mucho más sentido".

Algo similar sumó el ex superintendente de AFP bajo el mandato de Ricardo Lagos, Alejandro Ferreiro, que comentó que la propuesta "simbólicamente le permite a algunos actores políticos decir que este es el fin de las AFPs, y, por lo tanto, pareciera que esa propuesta tiene más que ver con satisfacer esa consigna, o esa visión, que una razón técnica que busque resolver un problema que hoy día existe".

La mirada de los parlamentarios


El diputado Miguel Mellado (RN), de la Comisión de Hacienda, critica también que "lo que hizo Boric es hablarle a su sector para decir que está cumpliendo el programa y que está terminando con las AFP y está cambiando el sistema (...) pero esta reforma de pensiones va a traer más grasa fiscal, es más burocracia para que los políticos le metan la mano a la plata de las pensiones. No escuchan a la gente, sino a su sector".

En este escenario, el diputado de la Comisión de Trabajo, Juan Santana (PS), pone un matiz y señala que "yo lo que diría es que se acaba el ‘monopolio’ de las AFP, que van a poder seguir existiendo pero tendrán que adecuarse a las exigencias y competencias que el Estado garantizará".

"Podría preguntar de la vereda contraria por qué hay una defensa tan acérrima a las AFP y no se manifiesta públicamente aquello, porque no he escuchado defenderlas públicamente por parte de ningún actor político, y creo que eso no ocurre, entre otras cosas, porque también la gente tiene un juicio negativo respecto al rol que han tenido estas administradoras", plantea.

En el ámbito comunicacional, el diputado Jaime Sáez (RD) remarca que "para que esto sea adecuadamente comprendido hay que encontrar un lenguaje accesible para todos y además tiene que hacer mucho énfasis en la importancia de que se va a respetar la capitalización individual, pero que hay que incorporar elementos de solidaridad, fundamentales, y en eso probablemente haya una contracampaña muy fundada y bien articulada desde actores que no tienen interés en que las cosas cambien".

El riesgo de "convencionalizar" el proyecto


Pero el otro punto que hizo ruido sobre la propuesta que comunicó eel Ejecutivo tiene relación con el destino del 6% de la cotización adicional, que iría enteramente a un seguro social a diferencia de lo que pide actualmente la oposición, que es que sea de propiedad de los trabajadores.

En ese marco, el vocero de Con mi plata no, Francisco Orrego, señaló que "el Gobierno no está escuchando a los trabajadores, es muy similar a lo que pasó con la Convención, que tampoco quiso escuchar".

"Espero que el Gobierno sea capaz de escuchar lo que la gente quiere y también que se abran a las propuestas de oposición y no se enamoren de su reforma como se enamoraron de la nueva Constitución, para que Chile pueda tener los cambios equilibrados que piden los chilenos", suma el diputado Cristián Labbé (UDI).

Su par Ricardo Cifuentes (DC) asevera que "siempre existe el riesgo" de enamorarse del proyecto. "Aquí hay una apuesta muy arriesgada en general. Este es un proyecto estructural que modifica de manera significativa el sistema previsional en Chile y por lo tanto ahí habrá un espacio de negociación muy grande", explica.

No obstante, para Callis, hay una percepción errada. "Hacienda y Mario Marcel no tienen nada que ver con la Convención, esas son percepciones erradas. Una cosa es Marcel y la ministra del Trabajo, que son la mejor dupla que tiene el Gobierno y serán lo más pragmáticos posibles. Marcel estuvo en la comisión que tiene su nombre, conoce el tema y sabe cuáles son los tejos pasados y los tejos no pasados", dice.

El parlamentario Héctor Ulloa (Ind.PPD) coincide con que "el Ejecutivo no puede enamorarse de su propuesta", pero agrega que "tampoco la derecha expresar una negativa anticipada. Se trata de los fondos de todos los chilenos, donde se debe augurar pensiones que se adapten a la realidad de nuestros adultos mayores".

En ese sentido, el jefe de bancada de los republicanos, José Meza, remarca que pidieron al Ejecutivo una discusión de "buena fe". "No queremos que pase en esta discusión que el Gobierno nos ponga y quite urgencias para evitar que nosotros pongamos indicaciones, para apurar en ciertos momentos y ralentizar en otros, porque eso no es una discusión de buena fe y lo único que va a generar es que el barranco que hoy divide a la Cámara con el Gobierno, se siga extendiendo", comenta
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