El día domingo 13 de septiembre de 2020, María Elizabeth Gutiérrez (52) se encontró con su vivienda ubicada en la Ruta 182 de la comuna de Collipulli, totalmente destruida por las llamas. "En menos de una hora estaba todo quemado, una casa enorme, con cuatro focos prendidos", relata vía telefónica a Emol desde Angol.
Sin embargo, el miedo a que una situación así pudiera ocurrir, había comenzado antes, hace cinco años. "Existieron hostigamientos, visitas constantes, se quemaron instalaciones de manera previa, la casa de un cuidador, se prendían constantemente pastizales", cuenta Gutiérrez.
Entonces, junto a su pareja y sus dos hijas, comenzó a "encerrarse" dentro de su propia casa: tapiaron las ventanas del segundo piso con zinc, y comenzaron a dormir todos en un dormitorio del primer piso. "Estábamos como atrincherados en una gran pieza, teníamos una gran pieza que era cocina, comedor, living, lo que sea y el dormitorio, grande, en donde dormíamos todos juntos", asegura.
Una escopeta, una reliquia histórica familiar, comenzó a ser mirada con otros ojos. "Estaba ahí, digamos, no se compró para defensa, pero después de esto estaba al lado de nuestra cama, al lado, por cualquier cosa", cuenta.
Durante aquellos cinco años, María Elizabeth dice haber sentido "un miedo, constante, y ansiedad", pero también "rabia, mucha rabia, o sea, cuando escuchaba ruidos, no quiero decir la palabra odio porque creo que no he sentido esa palabra, pero una rabia profunda".
"Hechos como esto cambian la calidad de vida…con el tiempo estoy con psicólogo después de que me quemaran la casa", dice.
La salud mental de las víctimas de la violencia en la macrozona sur está siendo un tema cada vez más conversado entre vecinos y autoridades.
Según cifras que maneja la Asociación de Víctimas de Violencia Rural (AVVRU), quienes entregan asesoría legal, psicológica y social a personas que sufren ataques, hasta octubre se atendieron a 29 personas que requirieron atención psicológica, quienes han asistido a 353 sesiones clínicas. Si se tiene como referencia el año 2021, cuando se atendieron 17 víctimas, se concluye un aumento de un 70% más de pacientes.
Considerando el acento que el Presidente Gabriel Boric le ha dado al problema de la salud mental en Chile, este tema puede ser uno de los varios que las agrupaciones de víctimas le expongan en al Mandatario en su inminente visita a La Araucanía.
"Se lo vamos a plantear, el tema de la salud mental para las víctimas es tremendamente complicado. Por lo tanto, es algo que se debe abordar desde una política de Estado", señala el presidente de la AVVRU, Alejo Apraiz, para luego especificar que "primero el presidente se tiene que hacer cargo de las víctimas y del terrorismo que está azotando a La Araucanía, por el cual se producen víctimas (...) ver algún plan de salud mental para las víctimas, para poder tener algún tipo de reparación en este aspecto".
Distintas intensidades
Frente a este tipo de situaciones y tras ser consultado sobre las emociones que pueden experimentar las personas que han sufrido eventos como robos, amedrentamientos o incendios ligados a la violencia rural, El investigador y director del doctorado de Psicología de la Universidad de La Frontera, Manuel Ortiz, plantea que son diversos los sentimientos que puede experimentar una persona que sufre un evento violento. "Pena, tristeza, rabia, ira en algunos casos, sobre todo cuando estos temas se asocian a situaciones de 'incontrolabilidad'", destaca.
Según continúa el relato de Gutierrez, el sábado 12 de septiembre intentaron tomarse su terreno, pero logró evitarlo haciendo las denuncias correspondientes, sin embargo, al otro día se produciría el siniestro. "El domingo fuimos a realizar compras con mi familia a Angol, y como a las seis y media un poco antes de las siete me llaman desde Bomberos y me preguntan que dónde estoy, y les digo que no estoy en la casa. Me dicen que 'hay un tema grave devuélvete' y paso a dejar las niñas donde una amiga, llegamos a la casa y ya estaba quemada completa”, cuenta.
"Ahí empieza un largo camino de angustia, de dormir mal, de empezar a preguntarme, ¿qué hago ahora? ¿Dónde voy a estar? Voy a replantear, mi vida, me voy a ir", señala Elizabeth.
Para el académico de la UFRO la intensidad del hecho violento implica en el daño a la salud mental que puede ocasionar. "Cuando el evento es demasiado traumático, porque es distinto que alguien te robe el celular o te amenace, a que efectivamente te quemen la casa o haya un robo con intimidación, todo lo que sea más violento, podría generar un trastorno".
"Uno podría pensar que podría dar origen a un cuadro depresivo, por ejemplo, podría dar origen a un cuadro de trastorno de estrés post-traumático, que es bien común, o experimentar altos niveles de ansiedad. Entonces la persona vive con más miedo, recuerda el evento reiteradamente, le está dando vueltas todo el día, piensa, ve amenazas donde no hay (…)", agrega.
Gutierrez, quien hoy es concejera regional, señala que solicitó ayuda psicológica, "primero porque dormía pésimo, dormía mal, tenía imágenes recurrentes, pero principalmente porque tenía una rabia profunda una rabia así una rabia grande, así como no sé, de vociferar cosas, de decir cosas, de venir a este sector y encararlos", detalla.
Disparos a 30 kilómetros de la Ruta 5
El día 13 de febrero de 2020, Fernando Gartsman (18) se encontraba trabajando en las inmediaciones de un fundo en Inspector Fernández, a solo unos kilómetros de la comuna de Victoria, en la Región de la Araucanía.
Su familia se dedica desde hace años a la cosecha de distintos granos en el sector. En el lugar, cerca de las 23:00 horas, Gartsman, por entonces de 16 años, maniobraba una cosechadora a algunos metros de su padre, quien se encontraba en una camioneta, y algunos metros aún más allá un chofer y trabajador del lugar prestaba servicios en lugar.
Fue entonces, cuando en medio de la oscuridad, Gartsman se encontró con cerca de 5 sujetos, armados con escopetas y encapuchados, quienes abrieron fuego contra él.
"Fue impactante la verdad, es que hasta el día de hoy nunca se me ha olvidado la imagen de cuando me dispararon, porque los tiros de escopeta tienen un taco, que es una cuestión plástica que viene a dentro del tiro y esa cuestión me pegó en la cara, directo en la cara, y en la pierna me llegaron varios perdigones", señala Gartsman.
Posterior a los hechos, no volvió al lugar por cuatro días y, tras revisitarlo, comenta que constantemente se encontraba alerta "esperando lo peor". "La verdad es que no sé si con el shock o qué, los primeros días fue súper difícil, andaba asustado, pensando todo el rato en que podía pasar de nuevo o algo, porque comentaron mucho que lo que ellos querían no era robarnos algo, sino que después había comentarios de que los gallos iban directo a matarnos y a escapar", añade.
La familia Gartsman y sus trabajadores decidieron adquirir chalecos antibalas, los cuales llevan consigo cada vez que realizan trabajos en el sector, además de adquirir seguridad privada.
Si bien Fernando Gartsman señala que no solicitó ayuda psicológica tras el hecho, él y su familia decidieron no volver a trabajar en el lugar considerando que ante cualquier situación se encuentran demasiado alejados para pedir ayuda.
En este sentido, el académico, Manuel Ortiz indica que lo más recomendable es que quienes hayan vivido situaciones de estas características, sea en la intensidad que sea, busquen ayuda terapéutica.
"Cuando tu vives una situación como esta, si no la tratas, y por eso es importante solicitar ayuda a expertos de salud mental, ya que los problemas o las sintomatologías que las personas están sintiendo o experimentando, no se pasan solas. Hay como esta creencia de que ‘hay que darle tiempo al tiempo’ para que esto se resuelva. La verdad, es que esto puede ser incluso peor porque al no ser tratada una situación que puede ser una reacción más bien aguda al momento se puede convertir en algo crónico, y ahí se puede generar un problema", enfatiza.
Finalmente, el psicólogo y académico de la UFRO destaca que, luego de vivir una experiencia de estas características, pueden surgir ciertas conductas y sensaciones a las cuales se debe estar atento.
"Si uno empieza a darse cuenta que la vida cotidiana, ese es un buen indicador, que tu vida cotidiana empieza a ser difícil en todos los sentidos, en el fondo, te cuesta relacionarte con otras personas, te cuesta relacionarte con tu pareja, empiezas a rendir mal en el trabajo, tienes problemas para dormir, tienes problemas para alimentarte bien, en ese escenario, es altamente recomendable que se consulte a un especialista en salud mental porque podría estar constituyéndose ya en un cuadro más psicopatológico: depresión, ansiedad, estrés post-traumático, etc.".