La pandemia de Covid-19 dejó importantes consecuencias en el sistema educativo a nivel mundial debido al cierre de escuelas, lo que aumentó el ausentismo, la deserción escolar, y además hizo crecer la brecha de aprendizaje entre los distintos grupos socioeconómicos: se perdieron 1,3 años en los colegios municipales, 0,9 en los particulares subvencionados, y solo 0,4 en los privados.
Así lo demuestran los datos del Ministerio de Educación, que revela que de 2021 a 2022, más de 50 mil alumnos abandonaron la educación, mientras que el 39% de los matriculados a nivel nacional, es decir unos 470 mil estudiantes, presenta una inasistencia grave -menos del 85%.
Así los expertos ven con preocupación la situación actual. Tanto así que Magdalena Vergara, directora de estudios de IdeaPaís, la tilda de "tragedia". Bajo su visión "no le estamos garantizando el derecho a la educación a esos 50 mil niños que salieron hoy, pero recordemos que hay casi 300 mil (227 mil) que ya están fuera del sistema. No le estamos dando la posibilidad de desarrollo".
Para ella esto tendría "consecuencias futuras en la
posibilidad de búsqueda de empleo, de embarazo adolescente, de incidencia a la pobreza (….) le afecta en ese desarrollo tanto intelectual, emocional, de autoestima".
Así concuerda Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, quien asegura que "las consecuencias (de la deserción, específicamente) son más profundas que solo educativas. Termina en una forma de exclusión social, porque sin educación media completa las perspectivas laborales son bajas. Por lo tanto, el aumento de la deserción debiera preocupar muchísimo a las autoridades".
La coordinadora de Incidencia Pública de Educación 2020, Consuelo Iturriera, hace eco a las palabras de Vergara al asegurar que "lo que aquí está en riesgo -o directamente no se está respetando- es el derecho a la educación, lo que requiere ser analizado e implementar medidas urgentes que permitan garantizar dicho derecho".
La situación, dice Edgar Valencia, profesor asistente de la facultad de la Educación de la U. Católica, "es de la mayor gravedad en décadas. De los desafíos más importantes que vamos a tener como sociedad en este siglo y resolverlo apropiadamente es crítico para asegurar el desarrollo del país en todos los ámbitos, especialmente en el económico productivo, pero también de paz social".
Él, de hecho, lo analiza como un punto de inflexión: "Son impactos que van a perdurar en la vida de las personas por décadas si no lo hacemos bien. Las personas que no tuvieron la posibilidad de escolarizarse apropiadamente van a asumir las consecuencias en el mercado laboral y hasta bien tarde".
"Cada día cuenta"
Los expertos concuerdan en que hay que actuar de inmediato. No es irreversible, y el Gobierno debe involucrarse. Algunos plantean que lo primero que hay que hacer es volver a vincular al alumnado con el sistema educativo y con sus pares.
Según asegura Vergara "es posible trabajar con ellos y en esto cada día cuenta para prevenir que terminen desertando y eso es un trabajo que se tiene que hacer tanto con ese alumno, como con sus familias (…) porque tú no sabes si ese va a ser o no el ultimo día que va a asistir a clases".
Consuelo hace eco a sus palabras: "A nivel de sociedad en general, una de las principales estrategias que podemos impulsar es ayudar a concientizar sobre la importancia de ir a la escuela, de ir al jardín y al liceo, porque
cada día importa".
Ana Luz Durán, decana de la facultad de Educación de la U. San Sebastián, complementa con que "las políticas de reactivación no son solo centradas en la recuperación de las trayectorias educativas, sino que tiene que haber un elemento de revinculación efectiva y eso requiere un apoyo al joven, al niño o a la niña".
Algunas soluciones
Para Durán, la deserción, la inasistencia crónica y el quiebre del vínculo, que genera bajo su perspectiva "está poniendo en jaque a nuestro sistema educativo". Ella aboga, para solucionar cierta parte, por una "alianza más potente entre el sistema escolar y el mundo universitario, porque o sino esto se va a prolongar en el tiempo”.
Esto ya que, para ella, "si están en la básica (los alumnos) el sistema escolar podría acoger esa brecha, pero con un plan. El profesor no es un superhéroe, requiere herramientas y requiere apoyos", mientras que a "los que están en la enseñanza media ya el sistema de educación superior es el que nos vamos a tener que hacer cargo, no hay otra manera".
Además, agrega que "es importante que fortalezcamos el número de profesores que están ingresando a las carreras de pedagogía" explicando que hay un déficit proyectado al año 2025 de 26 mil docentes.
"Para eso necesitas generar un conjunto de incentivos desde la formación inicial docente y también en la carrera docente. Este año que se está evaluando la carrera docente debiesen proyectarse nuevos recursos para mejorar las condiciones del ejercicio docente de los profesores", dice.
Vergara opta por un pacto intersectorial entre distintos Ministerios, no solo el Mineduc. "Un trabajo conjunto de atender cuales son las causas que están generando esto. Por ejemplo, la implementación de la ley de la garantía de la niñez", agregando que lo que hay que identificar de los niños que desertan o no van a clases es "quienes son, donde están, por qué dejaron de asistir a las escuelas", enfocándolo en el entorno del alumno.
Esta abogada critica al Gobierno: "No puede ser que estemos a noviembre y que tengamos recién información de la inasistencia o la deserción. Falta información clara y políticas concretas que atiendan con urgencia desde hoy las problemáticas (…) hemos visto que (el Mineduc) no ha tenido una agenda clara al respecto".
Por su parte, Valencia, indica que "ahora lo más importante es comunicar la gravedad que el problema merece y definitivamente ponerlo en la lista de prioridades de la agenda pública, como lo es la seguridad. Ese es un primer gran paso. Darle una narrativa para también alinear los esfuerzos de todos los actores que están interesados en lo educacional".
Respecto a ese último punto, si bien todos dieron distintas soluciones, debido a la amplitud del problema, la mayoría concuerda en que, de todas formas, deben aunar voluntades para enfrentar juntos el problema. "Nos convoca a todos los sectores de la sociedad", dice Iturrieta.
Una comuna que escapa de esta alta deserción es Providencia. La alcaldesa Evelyn Mathhei asegura que "actualmente tenemos un promedio de asistencia en nuestros establecimientos de un 80%, cifra muy valorable si se entiende entiende que más del 90% de nuestros alumnos no viven acá y muchos de ellos tienen que trasladarse de comunas alejadas del centro".
Añade que "para disminuir el ausentismo, en los establecimientos se hace un seguimiento a los estudiantes que faltan y se analiza si es por problemas médicos (enfermedades estacionales) o si es un problema más delicado. En estos casos, se intenta comunicar con su familia para ofrecerles apoyo de especialistas psicosociales para explicar la importancia de que los estudiantes asistan a clases. Además, el próximo año se contratará a una Fundación que nos asesorará y acompañará para una mayor asistencia de los alumnos a clases".