También mira con cautela las "tentaciones" que puedan tener los actores políticos en medio de un escenario de incertidumbre, donde figuras con poco peso o respaldo "puedan hacer dos jugadas" y tomar un rol más protagónico, tal como ocurrió, dice, con Cristián Warnken (líder de Amarillos por Chile) el pasado viernes en la mesa negociadora.
"Para decirlo bien en simple: el acuerdo que se firmó no es todavía el acuerdo, éste fue el inicio de las posibilidades de un acuerdo (...) ahora tiene que haber un segundo momento para que el proceso avance y definan las cosas, pero luego", subraya.
—¿Qué se logró realmente con el Acuerdo?
Lo que se logró, de momento, es tener una prótesis. Los procesos políticos son muy misteriosos y tienen muchas transformaciones. Puede ocurrir que la prótesis se convierta en órgano y que finalmente cumpla su cometido formal y sustancial plenamente, o puede simplemente que cumpla su sentido formal y no sustancial, o que no ocurra ninguno de los dos. Todavía eso está bastante abierto.
Estas son las típicas cosas que pueden salir de la ventana de donde se formó y se pueden caer muy rápidamente o pueden empezar lentamente a funcionar y a las dos o tres semanas, sentir que la cosa existe. Pasó también con el acuerdo de noviembre de 2019, donde en las primeras horas la duda era también 'a ver qué pasa'; estuvo lleno de actores que no quisieron salir en la foto, que se pusieron atrás bien escondidos, porque no se sabía si ese acuerdo iba a flotar. Finalmente terminó por flotar y cayó solamente con el proceso de la Convención y sus errores; pero logró flotar en su momento. La pregunta es si después de estas primeras horas es si va a flotar o si se empieza a caer.
—¿Esa "prótesis" tiene algún elemento destacable?
De momento, se logró que el sistema político tiene una prótesis común, se lograron organizar entre ellos, a nivel de estructuras partidarias y algunos añadidos extraños, pero se logró articular ciertos intereses, que era algo que no se había logrado desde noviembre de 2019, y ese proceso entonces empieza ahora, y en sus primeras horas es clave que vaya mostrando ciertas fortalezas para que pueda derivar en algo que tenga más peso y potencia.
— Ya comenzaron a surgir elementos de "discrepancia" entre los firmantes, como las remuneraciones a los expertos o las "mejoras" que quiere hacer Comunes a los "excesivos elementos de tutelaje". ¿Esos elementos desacreditan el acuerdo?
Es un acuerdo muy débil, por lo que cualquier 'sismología' es mala. Por eso era tan importante que quedara claro a qué se iban a referir con "expertos", que cualquier persona sepa si se cumplen o no los requisitos, o no cometer errores como esta cosa extraña de que los expertos no requieren pago y los representantes sí. Son cosas bien complejas, y hay una serie de problemas que no se están tomando suficientemente en serio. Creo que estos roces iniciales son complejos, si bien tienen el legítimo derecho a hacerlo, no se trata solo de eso; si quieren que esto funcione, tienen que resolverlo de otra manera.
— De otra manera y a contrarreloj.
Tiene que ser súper pronto. Para decirlo en simple: el acuerdo que se firmó no es todavía el acuerdo. Porque el acuerdo dice que el texto parte en los expertos y todavía no sabemos quiénes son. Entonces el origen del texto nace en un lugar que no se ha definido. Entonces bueno, el acuerdo no ha terminado, éste fue el inicio de las posibilidades de un acuerdo, y se demoraron un montón de tiempo para lograr esta cosa "modestísima", y ahora tienen que hacer un segundo momento para que nazca y definan las cosas, pero luego.
— ¿Cuánto influye en el proceso que dos partidos (Republicanos y PDG) se hayan restado de firmar el acuerdo?
Tengo la impresión que el problema va a ser lograr que todo el sistema político se sienta convencido de su propio proceso, que ese proceso construya, ayude. No es menor que haya un sector que tuvo un candidato presidencial que llegó a la final y esté en contra, tenemos ahí un problema y es parte de la dificultad. Si quieres anular eso, tienes que sacarlo al pizarrón y explique por qué está en contra de aquello.
Si dos candidatos presidenciales que fueron súper importantes en la última elección (Parisi y Kast) están en contra del proceso, el sistema político no puede decir que porque los partidos más importantes, históricos, están dentro, entonces el asunto está resuelto para el sistema político; no es verdad. Eso es jugar a una contabilidad fantasiosa.
— ¿Cómo lees todos los elementos que tiene este acuerdo con la "reacción" al Rechazo del Plebiscito de salida?
"Para decirlo en simple, el acuerdo que se firmó no es todavía el acuerdo. Porque el acuerdo dice que el texto parte en los expertos y todavía no sabemos quiénes son. Entonces el origen del texto nace en un lugar que no se ha definido (...) este fue el inicio de las posibilidades de un acuerdo".
Alberto Mayol, sociólogo
El Rechazo te deja sin juego porque el diseño de todo proceso constituyente parte de la premisa que se cumple el 95% de las veces, de que éste termina con una Constitución, entonces nunca está pensado en que la salida que formalmente existe es que no se apruebe el texto constitucional nuevo, ese camino nunca está dibujado. Entonces, cuando te encuentras con eso, tienes que tomar decisiones y se hace lo más rápido posible un cambio constitucional, habiéndose caído todo un proceso grande, robusto, con una convención grande, dices 'esto se cayó y hago una prótesis, y veo rápidamente que se resuelva, que se firme y tener la constitución nueva; más pobre en términos de su desarrollo, con un clima mucho más triste o menos mágico, pero una constitución. O, se pudo esperar más tiempo y que se dieran las cosas para que un proceso constituyente tuviera algún sentido, porque la Constitución antigua ya está inoperante.
Pero no habían respuestas correctas. Esperar, apurarse, llamar a Plebiscito, cualquier respuesta posible tenía muchos ripios, porque la fractura que significa el 4 de septiembre es de un tamaño gigantesco. En el fondo había que lograr tener una respuesta política y la única herramienta que se inventaron para salir de la crisis era la nueva constitución, y de repente ya no la tienen. Les preguntaron a los chilenos ¿les parece bien el nuevo texto? y dijeron que no; pero los chilenos no tenían por qué interpretar todo lo que significaba esa crisis; le preguntaron por el texto y éste no les parecía.
— De todos modos, estuvo claro que mucha gente no votó Rechazo sólo por el texto, sino también por el proceso en general. ¿Qué señales de aprendizaje se deben dar ahora en esta oportunidad por parte de sus integrantes y la clase política en general?
Mi conclusión a partir de las investigaciones que he hecho de todo el proceso, es que la ciudadanía tuvo un nivel de consistencia extraordinario. Hice preguntas específicas sobre los temas, y me parece que las respuestas que recibo son coherentes con lo que pasó en el proceso. Obviamente parte de la gente no se lee el texto, pero en el fondo, se informó y lo que dicen es coherente con lo que uno veía siguiendo el proceso constitucional. Creo que fue una respuesta bastante madura, y también tiene todo el sentido que la gente vote por la calidad del proceso, es natural que si durante todo el proceso se van varios numeritos y no se toma con seriedad el asunto... yo no sólo pongo nota a mis estudiantes por la prueba, también les digo 'oye, tu conducta no está siendo la adecuada', es parte de la evaluación.
Creo que es obvio que toda esta estructura, esta discusión, tiene sentido y obviamente se va a evaluar cómo va a funcionar. Y yo me temo que en escenarios abiertos como este, que producen mucha incertidumbre, pero también trae aparejada una "droga" para los políticos, no para los partidos.
—¿Cuál es esa "droga"?
La droga es que en un escenario abierto, de crisis, una persona que pesa muy poco en el sistema político, con dos jugadas buenas pueda pesar mucho. En este caso es súper claro el efecto de Cristián Warnken (líder de Amarillos por Chile), que lo invitan a última hora y gana la negociación. Ese mensaje es muy malo, porque significa que todos los actores se están imaginando que con dos jugadas buenas puedes ser presidenciable, y eso es un estímulo muy grande para salir a denunciar cualquier cosa o al texto, o hablar de colusión entre los actores, etc., entonces se te enreda el asunto. Ese estímulo está sobre la mesa y veo muy difícil que la tentación no los haga morder la manzana de a varios.
— Con este segundo proceso que recién se dibuja, ¿cómo ves la eventual participación de la ciudadanía?, ¿van a salir a votar en masa por los consejeros o gana el hastío?
A los chilenos nos dicen que algo es obligatorio y en general tendemos a respetar eso. Obviamente no va a ser una cosa demasiado sexy, pero no creo que vaya a ser una situación catastrófica desde el punto de vista del porcentaje de votación. Ahora, supongamos que esa variable cuantitativa anda razonablemente bien, la pregunta es: ¿cómo será peso del proceso, el interés de la gente? Porque está claro que va a ser un texto más o menos anodino, que no diga ni mucho ni poco, va por ahí la cosa, entonces la gente tampoco va a estar demasiado interesada; más bien va a cumplir con tratar de decir 'ok, que se termine esto, que salgamos luego de este asunto y podamos dedicarnos a otra cosa'. Da la impresión de que por ahí va el cuento.
Ahora, un porcentaje muy alto de las encuestas sigue mostrando que la gente quiere un cambio constitucional, pero las encuestas muestran la selección que hizo la persona en la góndola del supermercado, no el placer y adoración que siente cuando encuentra la salsa de tomate que más le gusta. Una cosa es que la gente diga 'sí, hay que hacerlo', y otra es que diga 'estoy encantado de que se pueda lograr a pesar de todos los problemas que tuvimos'.