Varios focos de incendios forestales se han mantenido activos durante los últimos días, situación que podría continuar e incluso complicarse aún más con la llegada del verano. Ante ello, expertos analizan las otras consecuencias que podrían acarrear estos siniestros para el medio ambiente y dan consejos sobre qué se podría hacer para mitigarlas.
En conversación con Emol, el académico del Departamento de Ingeniería Geoespacial y Ambiental de la Universidad de Santiago de Chile y geógrafo, Alberto Alaniz, comentó que "un efecto que no es tan difundido tiene que que ver con el efecto sobre los ecosistemas. Nosotros en la zona central tenemos ecosistemas que están en peligro crítico, amenazados y vulnerables, es decir, la zona central de Chile es la más amenazada del punto de vista de la biodiversidad y ésta es la que se está quemando actualmente".
"Cuando ocurre el incendio la vegetación se degrada y con el escenario que tenemos actualmente de esta sequía muy prolongada, es muy difícil que esta vegetación vuelva a regenerarse. Ello va a terminar a lo mejor generando un efecto sinérgico que podría agravar la crisis hídrica en la zona central. Cada vez que nosotros experimentamos un incendio en un lugar con bosque nativo el suelo se degrada, tiende a erosionarse más y la captación de agua se reduce", explicó.
En esa línea, Alaniz recalcó que "el efecto de los incendios no termina con el incendio mismo, sino que después del incendio hay efectos que vienen y que son bastante complicados con el escenario que tenemos en la zona central de la crisis hídrica".
Por su parte, Benjamín Carvajal, fundador de la organización Ambiental Uno.Cinco, quien trabaja además en la Agencia Internacional de Energía en Francia como analista de medio ambiente y cambio climático, opinó que "los incendios en términos ambientales generan daños profundos en nuestra fauna, vegetación, pero también en los suelos y su capacidad de mitigación al cambio climático. Si bien no es significativo atribuir la crisis climática como una causa de los incendios -ya que le 99% de los incendios tienen origen humano- si es posible relacionar el impacto negativo que los incendios generan en la lucha contra el cambio climático".
Esto pues detalló que "los bosques cuentan con un rol importante como sumideros de carbono, permitiendo reducir y concentrar una cantidad de carbono importante, sin embargo, cuando un bosque es quemado este se vuelve un gran enemigo frente la lucha contra el cambio climático, ya que libera todo ese carbono a la atmósfera".
De este modo, Carvajal recordó que el compromiso de Chile con alcanzar la carbono neutralidad al 2050, sin embargo, precisó que "el 50% de ese esfuerzo dependerá de nuestros bosques y su capacidad de absorber y capturar la cantidad de 65 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (65 MM tCO2e), lo que los vuelve clave en la acción climática".
A modo de ejemplo, Carvajal aseveró que "en el mega incendio ocurrido 2017 se quemaron 530 mil hectáreas, lo que corresponde a 10 veces más del promedio histórico, y nuestras emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron en un 181% con respecto al año anterior (2016) lo que nos deja en evidencia lo vulnerable que es nuestra acción climática con los incendios".
Suzanne Wylie, directora ejecutiva de la Fundación Reforestemos, manifestó que "hay consecuencias muy graves que son directamente relacionadas a las faces posteriores de un incendio forestal o el incendio en general, no solo tiene consecuencias que impactan a viviendas o a la sociedad, sino que también a nuestra naturaleza y a nuestro ecosistema".
"Los bosques, la naturaleza, son verdaderos pulmones que absorben dióxido de carbono y regulan el calentamiento de la tierra, también las napas subterráneas, el agua. También son el hábitat de distinta flora y fauna nativa, de distintos ecosistemas y lugares geográficos del país. Cuando hay un incendio todo eso se elimina y la erosión del suelo pasa a ser un problema grave, porque cuando se erosiona, no vuelven a crecer o a brotar de manera restaurativa las mismas especies", complementó.
Asimismo, agregó que "también se libera una cantidad de dióxido de carbone muy importante, por tanto, también afecta la temperatura de la tierra, un incendio también provoca consecuencias directas en la calidad del agua, en las cuencas. Por tanto, no solamente tenemos que tener ojo con pensar en los procesos restaurativos, sino que pensar en las consecuencias directas de un incendio después que acaba de ocurrir".
¿Cómo enfrentar las consecuencias?
En ese escenario, también preguntamos a los expertos qué acciones se pueden tomar para mitigar el impacto de estas consecuencias derivadas de los siniestros.
Según Alaniz, una vez que ocurren incendios forestales en las zonas que se han quemado, "si corresponden a bosque nativo, debieran ser restauradas, eso es imperante, es necesario, porque cuando se ejecuta la restauración de esos lugares se evita la erosión, se evita también la reducción del agua en la cuenca, porque vamos a restaurar estas coberturas vegetales y es un seguro para que no ocurran incendios forestales en los años que vienen".
Con ello, el académico de la Usach planteó que el Gobierno a lo mejor debiera tener como objetivo principal de proyecto de ley, es regular el cambio de cobertura de suelo, no puede ser de que una zona, por ejemplo, que tiene vegetación nativa y que se quema, después pase a ser por ejemplo, un sector inmobiliario, eso no puede ser. Además, los vas a poner en lugares de mucho riesgo, pues están rodeados de vegetación que puede quemarse".
De acuerdo a Carvajal, con "las actuales proyecciones de aumento de temperatura y la falta de mayor ambición podemos considerar como un hecho el aumento de las olas de calor, la sequía y por tanto, la probabilidad de más incendios para los próximos años y décadas lo que nos obliga a gestionar con mirada de corto y mediano plazo este creciente riesgo. Los incendios nos han demostrado que estamos lejos de estar preparados".
Wylie consideró que "estamos enfrentando una temporada que lamentablemente se ve muy parecida a la del año 2017, donde ocurrió el incendio más grave en la historia del país, donde se quemaron más de 60 mil hectáreas (...) Todas las características climáticas de nuestro entorno, lamentablemente están cada vez más induciendo a más riesgo de estos incendios".
Y si bien cree que "es una muy buena noticia que este año el Gobierno haya prácticamente duplicado los esfuerzos respecto del manejo de estos incendios, también tenemos que pensar que un 99,7 los incendios forestales son creados por las personas. Por lo tanto, yo creo que ahí la política pública debería impulsar recursos para poder identificar quiénes son los culpables de los incendios", sean intencionales o no.
"Al mismo tiempo, tenemos que pensar en políticas públicas que incentiven la restauración, la recuperación, ya sea en fondos concursales, beneficios para las empresas, buscar que el mundo privado pueda también impulsar proyectos donde dispongan de recursos para todos estos proyectos restaurativos", recalcó Wylie.