Por estos días se encuentra en Chile el Teniente Fiscal de la Fiscalía Especial Antidroga de España, Ignacio de Lucas, quien además es Coordinador de la Red de Fiscales Antidroga de Iberoamérica.
El martes, el experto participó en el Workshop del nuevo Centro para la Acción y Prevención en Seguridad y Crimen Organizado (Cescro) de la Universidad San Sebastián, donde junto a autoridades y ex autoridades ad hoc -como Jorge Burgos, Felipe Harboe, Pía Greene y el subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara-,
abordaron los desafíos en materia de seguridad pública que conlleva el fenómeno del crimen organizado.
En medio de aquello, De Lucas conversó con Emol para abordar el escenario en Chile y en la región; el dinamismo con el que opera la nueva criminalidad, las consecuencias para la institucionalidad y las "urgencias" para abordar un fenómeno que, subraya, "tiene una presencia en Chile como en toda Latinoamérica; ni más ni menos".
— Estamos en un momento de gran preocupación por la seguridad por parte de la ciudadanía, y en gran medida eso tiene que ver con la nueva criminalidad que existe en el país. ¿Qué tan preocupante se está tornando, a su juicio, este escenario en Chile y en la región?
Tengo una mirada sobre la región como Coordinador de la Red de Fiscales Antidroga de Iberoamérica, y frente a aquello no tengo un pálpito ni una sensación, sino que hay evidencia relacionada con tasas de homicidios, ejecuciones, y episodios muy violentos que van mucho más allá de los ajustes de cuentas. ¿Cómo llega eso a Chile?, la información que me llega es que la tasa de homicidios en Chile ha subido mucho, y no tengo duda que algunos de ellos estarán vinculados al crimen organizado, porque el crimen organizado tiene una presencia en Chile como en toda Latinoamérica; ni más ni menos.
— Dice entonces es momento de equiparar lo que ocurre en Chile a nivel de crimen organizado con el resto de la región...
Creo que lo que hay que hacer es un abordaje adulto de ese panorama, de la fotografía del crimen organizado o de la delincuencia en cada país. Un enfoque adulto donde no tengamos problemas o miedos de decir 'sí, hay presencia de crimen organizado en nuestro país'. Y creo que este es un análisis predicable en la mayor parte de nuestras democracias y países, no importa cuán avanzadas están o cuán organizadas son las instituciones, el crimen organizado está presente, convivimos con manifestaciones del crimen organizado.
— ¿Se ha logrado dimensionar bien esta presencia del crimen organizado y sus riesgos asociados?
"Los que nos dedicamos a la persecución del crimen organizado no somos magos, necesitamos herramientas legales que nos permitan desarrollar investigaciones con mayor eficacia, no podemos perseguir el crimen organizado de hoy, con un modelo de investigación que está trasnochado".
Ignacio de Lucas, teniente fiscal Antidrogas de España
Creo que hemos estado acostumbrados a que en algunos periodos el crimen organizado ha adoptado un perfil bajo, en el sentido de que actúan desde el 'déjennos, nosotros no llamamos la atención, no estamos presente todos los días con episodios violentos en las portadas de los periódicos o noticieros, porque eso nos permite desarrollar nuestra economía ilegal'. Creo que en ese periodo se ha convivido con el crimen organizado, pero probablemente no hemos tenido la dimensión de lo que es el crimen organizado para nuestras sociedades o hasta qué punto es un riesgo. Hemos ido 'conviviendo'; pero cuando el crimen organizado pone muertos en la calle o en centros penitenciarios, cuando vemos que las acciones de violencia y homicidios se incrementan, entonces en cuando pareciera que decimos ¿qué ha pasado aquí?
— Y junto a la violencia, eso también golpea a la institucionalidad de los países...
Golpea a la integridad de nuestras instituciones, porque más allá de los homicidios, el crimen organizado representa una amenaza para la integridad en términos de corrupción. Por favor, no hay que limitar la corrupción a policías o funcionarios de aduanas, subestimando hasta donde puede llegar el crimen organizado. Eso también está allí en la corrupción, y por supuesto, una economía ilegal que no necesita obtener un beneficio económico, porque su orientación exclusiva es el lavado de los beneficios del narcotráfico o de otras áreas del crimen organizado.
— ¿Y cómo pueden enfrentar las instituciones el tema, especialmente cuando la seguridad es una evidente preocupación ciudadana?
Iniciaciativas como este workshop permiten un debate adulto entre expertos, pero también necesario para apoyar a las instituciones y alimentarlas de ideas, análisis y respuestas. Porque finalmente son las instituciones públicas las que deben proveer de seguridad a los ciudadanos. No olvidemos que aquí hay un binomio derechos-seguridad; lo que hay es 'si yo quiero ejercer mis derechos, sean cuales sean, necesito seguridad'. Si quiero tener derecho a la vivienda, a un trabajo digno, cualquier manifestación de derechos reconocidas en nuestras sociedades, requiero seguridad.
— Varios expertos en crimen organizado han hecho énfasis en la necesidad de perseguir de mejor forma la ruta del dinero, como una forma de atacar de mejor forma a esta "industria" criminal. ¿Le parece que es una de las medidas más urgentes?
El crimen organizado es una industria. Estos señores no son ONGs, sino que son empresarios de lo ilegal. No se dedican a la trata de personas o al narcotráfico porque les fascine particularmente una u otra actividad ilícita, sino porque les brinda beneficios muy altos. Obviamente, si estrangulamos los recursos de esas organizaciones y los privamos de esos beneficios; es decir, todas las medidas que permitan identificar, perseguir, estrangular estos grupos criminales financieramente, son probablemente de las medidas más eficaces y necesarias. ¿Es complejo?, sí. Porque va más allá de detener a unos individuos que van transportando cocaína en un contenedor, es una investigación que requiere construir equipos especializados, capaces de identificar los bienes y los titulares de esos bienes, las empresas creadas por parte de estos criminales y finalmente privarles de estos beneficios y de sus recursos financieros. Por supuesto, es de las medidas más eficaces y se debe priorizar en todos los estados.
— Chile es considerado como un puerto "de tránsito" de las drogas hacia los mercados europeos, pero frente a un escenario de dinamismo de la criminalidad, ¿podemos decir que existe un riesgo de que el país se convierta en un foco de desarrollo o un centro que pueda operar de otra forma en esta cadena?
Creo que Chile hasta ahora se ha percibido como lugar de tránsito. La cuestión fundamental es que las estructuras criminales y la metodología que comprende toda la cadena en el tráfico de drogas, desde producción, distribución, transporte y finalmente la venta a terceros, está en constante cambio. De forma que lo que hoy puede ser percibido como un lugar de tránsito, mañana puede puede percibirse por los propios criminales como una ventana de oportunidad para el desarrollo de otra parte de esa cadena del narcotráfico. Es posible que para determinadas sustancias o para un mercado concreto, esté evolucionando; soy consciente de la amenaza que representa en Chile la ketamina o el éxtasis.
Pienso que es importante que todos seamos responsables en la respuesta que hay que dar al narcotráfico; si nos limitamos a decir que 'sólo soy un país de tránsito, por lo tanto ustedes enfrenten a los que fabrican o a las sociedades que compran', es una mirada errónea. Esto es una responsabilidad compartida, incluyendo la salud pública, porque pareciera que es sólo un tema de seguridad, pero también hay que tener un enfoque complementario con la salud de los ciudadanos. Asimismo, entender que los que nos dedicamos a la persecución del crimen organizado no somos magos, necesitamos herramientas legales que nos permitan desarrollar investigaciones con mayor eficacia, no podemos perseguir el crimen organizado de hoy, con un modelo de investigación que está trasnochado.
