La educación chilena atraviesa una de sus crisis más profundas del último tiempo, agudizada por los efectos que dejó la pandemia en relación al cierre de escuelas, retrasos en el aprendizaje y deserción escolar, entre otros. Y una de las principales alertas es la tasa de inasistencia de los alumnos. El escenario es tan complejo que, según un estudio realizado por Libertad y Desarrollo (LYD), en 2022 la asistencia promedió 84,6%, una cifra menor al 90,4% que se registraba en 2018, antes de la emergencia sanitaria. O a la de marzo de 2019, que superaba el 92%. Entre las más afectadas está la enseñanza preescolar, la cual registra una asistencia de sólo 77,4%. Pero lo más alarmante que detectaron fue que el año pasado hubo un 37,3% de estudiantes con "inasistencia crónica", lo que se traduce en más de 1,1 millones de alumnos que no estarían asistiendo a clases. Considerando que el requisito para pasar de curso es tener un 85% de asistencia, de aplicarse la norma estrictamente, casi cuatro de cada 10 alumnos podría haber repetido.