"Mi prioridad es mejorar la gestión y no hacerle favores a los partidos", dijo el lunes el Presidente Gabriel Boric, ratificando de esa forma su intención de hacer ajustes en su gobierno y acusando recibo de las presiones del oficialismo para que realizara un nuevo cambio de gabinete, el cual se concretó finalmente este viernes.
El ajuste del Mandatario afectó a cinco carteras, cuyos ministros estuvieron envueltos en problemas de gestión, polémicas o bajo conocimiento ciudadano. Así, decidió prescindir de Antonia Urrejola en RR.EE., Juan Carlos García en Obras Públicas, Marcela Hernando en Minería, Julieta Brodsky en Culturas, Alexandra Benado en Deportes, y Silvia Díaz, en Ciencia (Ind.)
Durante la mañana había transcendido el nombre de la diplomática
Marta Maurás, ligada al PPD, como canciller, pero ella misma habría declinado el cargo. Una supuesta denuncia por malos tratos y una postura pro migración habrían influido en la decisión. Sin ir más lejos, durante la jornada circularon diversos tuits de ella donde donde exponía criticaba las políticas migratorias del gobierno anterior.
En cancillería el Presidente debió decantarse por Alberto van Klaveren, diplomático de amplia trayectoria ligado a los gobiernos de Lagos y Bachelet y cercano al PPD. De hecho, fue subsecretario de Relaciones Exteriores bajo el la primera administración de Michelle Bachelet y agente de Chile ante la Corte Internacional de Justicia por la demanda de Perú, cargo que mantuvo durante el primer Gobierno del Presidente Piñera.
Otros nombres que asumen son la ex presidenta de BancoEstado, Jessica López (Obras Públicas), militante del PS. Jaime de Aguirre, sumirá en Culturas, Jaime Pizarro en Deportes y Aisén Echeverry en Ciencias.
Accidentada jornada
La jornada transcurrió en medio de alta expectación por conocer las nuevas caras en el equipo de gobierno. No obstante, el movimiento de autoridades comenzó recién pasadas las 10 horas, cuando Boric arribó a Palacio para sellar el proceso. Minutos después se divisó a la ministra del Interior, Carolina Tohá, cruzando hacia su despacho.
A eso de las 11 horas, asesores de Presidencia pidieron a la prensa acreditada abandonar el Patio de los Cañones para preparar la llegada de los ministros y sus futuros compañeros. Mientras algunos señalaban que la ceremonia sería cerca de las 13 horas, otros afirmaban que podría retrasarse a las 15 horas.
La citación a los secretarios de Estado fue a las 13 horas. Minutos antes de eso comenzaron a llegar algunos, en medio de las dudas por la nominación en la Cancillería. Ante la búsqueda de un reemplazante para Maurás y las dificultades para convocar a alguien que asumiera en Educación fueron retrasando todo.
Algunos de ellos se retiraron de La Moneda, "hasta nuevo aviso", según comentaron algunos de ellos fuera de micrófono. Todo hizo recordar la accidentada jornada del primer cambio de gabinete, en el cual el jefe de Estado tuvo que bajar la nominación de Nicolás Cataldo (PC) en la subsecretaría del Interior a última hora.
Un cambio desde enero
El jefe de Estado venía pensando en hacer cambios desde hace varias semanas, luego de la renuncia de la ex titular de Justicia, Marcela Ríos, y la de su ex jefe de gabinete, Matías Meza Lopehandía, quienes dejaron sus cargos en medio de la crisis que generó la entrega de indultos para los presos del estallido social y a un ex miembro del FPMR.
Las desprolijidades detectadas en ese proceso fueron la gota que rebalsó el vaso para Boric, quien a partir de enero comenzó a meditar la magnitud del cambio y el mejor momento para hacerlo. En el intervalo, los presidentes de los partidos del oficialismo comenzaron a plantear sus inquietudes al respecto.
Fue así como las líderes del Socialismo Democrático (SD) comenzaron a hacer presente con fuerza al Mandatario y a sus ministros del comité político la necesidad de equilibrar las fuerzas al interior del Ejecutivo, sobre todo a nivel de subsecretarios, donde poseen solo 4 cupos de 39, seremías y otros cargos regionales.
Ese mensaje, transmitido principalmente desde el PS y el PPD, permeó en el análisis del gobernante, quien se abrió a realizar modificaciones. Para ello, encomendó a su nuevo jefe de gabinete, Carlos Durán, sostener una serie de citas con los partidos, para escuchar sus propuestas y análisis de la gestión del gabinete.
En febrero, la emergencia provocada por los incendios forestales en la zona centro-sur desvió la atención sobre el eventual cambio. Sin embargo,
el Presidente retomó el tema en la última semana del mes, sosteniendo varios encuentros con representantes de SD y también de Apruebo Dignidad, bloque que peleó para no verse perjudicado.
Al cierre de febrero, las principales autoridades de La Moneda reconocían la necesidad del cambio. "Es momento de actualizar la promesa de Gobierno ante el pueblo de Chile", dijo la ministra del Interior, Carolina Tohá, aunque días después el propio Boric advirtió que la modificación "la decide el Presidente, no editorialistas ni partidos".
La semana pasada, las especulaciones sobre el ajuste aumentaron y el Mandatario comenzó a ajustar su agenda para llevar a cabo la ceremonia. De hecho, el viernes pasado, la instalación de una tarima en el Patio de los Cañones de La Moneda levantó las alarmas, pero el mismo gobernante aclaró que la estructura era para el 8M.
Así, después de acortar una gira a la Región de Tarapacá, el Presidente determinó que el cambio sería esta jornada, a solo un día del primer aniversario de su llegada al poder, el cual conmemorará este sábado con un consejo de gabinete en la sede del Ejecutivo junto a un equipo renovado para planear su segundo año.
Por qué se fueron
El aspecto que predominó en el análisis del Presidente fue el de la gestión. La aparición de diversos errores en algunas carteras llevó al límite su paciencia y la del oficialismo, que vieron cómo diversos problemas empañaban el repunte económico y los avances en materia de seguridad ciudadana que ha mostrado el Gobierno.
En el caso de Urrejola, la filtración de un audio en el que apareció criticando en duros términos al embajador de Argentina, Rafael Bielsa, fue el asunto que inclinó la balanza, considerando que en los meses previos había sido cuestionada por la nominación de embajadores, la postura ante el TPP o tensiones diplomáticas con otros países.
Otro aspecto que consideró el gobernante fue el despliegue de sus ministros y su nivel de conocimiento. En ese contexto,
las ministras de Cultura y Deporte estaban al debe, a lo cual se sumaron un conjunto de criticas a su gestión: Ambas acumularon roces con gremios de sus sectores e incluso dificultades con sus propios equipos.
Mientras Brodsky habría enfrentado fuego amigo desde las dos subsecretarías bajo su dependencia y registra un 24% de conocimiento, Benado estaba cuestionada por incumplimientos y retrasos en la organización de los Juegos Panamericanos. Además, arrastraba polémicas pasadas, como acusaciones de maltrato laboral y tenía un 21% de conocimiento.
Juan Carlos García, del Partido Liberal, saliente ministro del MOP, tenía un 27% de aprobación. En tanto, Silvia Díaz, ministra de Ciencia que asumió en septiembre pasado, era la secretaria de Estado con menos conocimiento: 16%