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Aumenta la amenaza de descuelgue del nuevo proceso constitucional entre sectores de la izquierda

Algunos han calificado al proceso como “fraude democrático” para justificar su postura. “Dejar que la derecha se apodere del contenido constitucional es un error histórico”, responde el exconvencional PC Marcos Barraza.

28 de Abril de 2023 | 08:33 | Maximiliano Vega, Crónica Constitucional
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La diputada Camila Musante, el senador Karim Bianchi y el diputado Hernan Palma.

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Fue una publicación del comunista Hugo Gutiérrez el domingo pasado la que transparentó el debate. El exconvencional tuiteó que en la elección de consejeros constitucionales actuará con “objeción de conciencia, no participando de este fraude democrático”.

Si bien sus dichos no tuvieron el respaldo público del Partido Comunista (PC), develó una discusión que se viene arrastrando en sectores de la izquierda.

Apenas se alcanzó el Acuerdo por Chile, firmado en diciembre desde la UDI hasta el PC, surgieron críticas en sectores de la izquierda. Ese mismo mes, Revista Rosa, sitio donde participan intelectuales de izquierda, tituló su editorial “¿Cómo llegamos a esto?” y postuló que “puede que esta vez el rechazo sea la opción de la mayoría popular, el voto de impugnación al resistente orden de la transición, y a la eternización de su clase política”.

La izquierda ya mostró divisiones cuando se firmó el acuerdo de noviembre de 2019. En Convergencia Social, la rúbrica a título personal del entonces diputado Gabriel Boric significó un quiebre: el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, y otros renunciaron al partido y Boric fue objeto de funas.

Ahora, a días de la elección y sin un anteproyecto terminado, algunos ya plantean votar nulo el 7 de mayo y “en contra” en el plebiscito de salida.

Uno de ellos es el premio nacional de Historia Gabriel Salazar, quien es para muchos un referente de la izquierda. Salazar califica a los anteriores procesos constituyentes chilenos como ilegítimos, pero dice que el actual “es el peor de todos”. Afirma que el afán de la “clase política” de controlar el proceso, “el desprestigio de los políticos” y que la ciudadanía “lleve 200 años sin poder participar” en un cambio constitucional son razones para rechazar.

El historiador postula que desde 1830 cada intento de cambios fue sido frenado por la clase política: “Hace más de un siglo que los sociólogos critican a los partidos políticos porque no son más que generadores de oligarquías”.

Salazar es una de las 70 personas y 23 organizaciones que llaman a votar nulo el 7 de mayo en una carta abierta titulada “Abajo el espurio y antidemocrático Acuerdo Constitucional”. También firman el excandidato presidencial Marcel Claude, el activista Dauno Tótoro, el historiador Sergio Grez y el filósofo Rodrigo Karmy, entre otros.
Karmy opinó esta semana en el programa La Voz de los que Sobran que “el voto nulo es el único posible (...) el proceso mismo está anulado en términos democráticos”. En entrevista con El Desconcierto, dijo también que el 4-S “se consuma un conjunto de procedimientos, mecanismos, dispositivos que se pusieron en juego desde la irrupción de la revuelta popular de octubre y que fraguaron un golpe civil y parlamentario contra la sublevación popular”. Argumenta que este supuesto golpe fue “civil y parlamentario”, “proceso en el que la clase dominante intensifica el conjunto de sus mecanismos de control para aplastar la sublevación e impedir su destitución. La clase dominante es una oligarquía que, justamente, fragua este golpe consistente en expropiar el proceso constituyente de los pueblos y restituir su control en el Acuerdo por Chile. Pero para eso fue necesario hacer dos cosas clave: por un lado, desestimar la votación popular del plebiscito de entrada (...), por otro, interpretar que el triunfo del Rechazo significaba una autorización a la clase política para urdir la nueva propuesta constitucional”.

También en La Voz de los que Sobran, Germán Correa, exministro de Aylwin y Frei Ruiz-Tagle, afirmó: “Voy a anular porque es un fraude democrático, y en un fraude democrático no participo”.

Consultado, Grez dice que “hay que desprenderse de la ilusión constitucional (...) da lo mismo lo que salga, según el diseño global impuesto por el Congreso y los artículos conocidos hasta ahora, será una Constitución funcional al modelo neoliberal”. Y propone “retomar la lucha por las reivindicaciones y derechos sociales y organizarse con criterios de autonomía absoluta”.

No son los únicos. Este miércoles la diputada Camila Musante (ind.-PPD) afirmó a T13.cl que votará nulo. Ese día, el senador Karim Bianchi (ind.) confirmó lo mismo.

Por su parte, la exconvencional María Rivera, dirigenta del Movimiento Internacional de Trabajadores, responde a “El Mercurio”: “Veo muy poco probable que llamemos a aprobar el resultado de esa constituyente”.

“Un resultado chanfle"


En Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático dicen en privado que “ya estamos acá” y hay que jugarse por un texto que apele a la ciudadanía. Algunos postulan que será la última oportunidad para reemplazar la Carta vigente, ya que creen que el impulso del 18-O va en baja. De todas formas, plantean que será clave esperar el resultado de las elecciones.

Marcos Barraza, exconvencional PC, sostiene que “pese a que las condiciones en las cuales se desarrolla este proceso son más desventajosas desde el punto de vista del estado de ánimo, dejar que la derecha se apodere del contenido constitucional es un error histórico”. Agrega que “el contenido del texto constitucional tendrá que ser evaluado cuando haya una propuesta”.

En marzo, Barraza había publicado en El Siglo que en el proceso será clave la movilización social. Poco antes, en una carta al comité central del partido, el presidente del PC, Guillermo Teillier, había expresado: “Me parece muy pertinente hacer el esfuerzo por crear focos de movilización social a lo largo del país por los derechos constitucionales que, pensamos, en las actuales condiciones deben marcar el debate”.

Por su parte, el abogado y exconvencional Fernando Atria dijo en marzo en CNN Chile que “la Constitución tramposa definida por sus cerrojos ya fue eliminada. No hay sistema binominal, el TC ya no es un obstáculo, las reglas de reforma constitucional ahora son razonables, cuatro séptimos, y las leyes orgánicas constitucionales ya no están sujetas a quorum contramayoritarios. ¿Por qué desaparecieron estos cerrojos? Fue resultado del proceso constituyente, un resultado chanfle por así decirlo (...), logró que los cerrojos de la Constitución tramposa desaparecieran”. Agregó, eso sí, que valora el nuevo proceso: “Es fundamental mantener abierta la posibilidad de darnos la oportunidad de una Constitución en democracia”.

Exconstituyentes indígenas en alerta


En la Convención Constitucional hubo 17 representantes de pueblos originarios, elegidos en escaños reservados. Si bien estos no militaban en partidos, en la mayoría de las votaciones se alinearon con la izquierda, sector donde, a su vez, encontraron apoyo para normas de su interés como la plurinacionalidad, autonomías territoriales, pluralismo jurídico, restitución de tierras, entre otras.

Ahora, algunos exconvencionales y dirigentes indígenas miran con atención el nuevo proceso, pues no tienen representación en la Comisión Experta y obtener un cupo en el Consejo dependerá de la cantidad de votos que sumen en la elección.

El exconvencional Luis Jiménez (aimara) opina que si bien “hay que esperar el texto final para adoptar una decisión, ciertamente si el resultado implica un retroceso a lo que ya está consagrado en el Convenio 169 de la OIT, yo al menos no aprobaría”. La también exconstituyente Margarita Vargas (kawésqar) dice que “este proceso para nosotros es un tremendo retroceso, sobre todo para aquellos pueblos que son invisibilizados”. Agrega que “esperamos que el Estado de Chile ponga en marcha nuevamente una consulta indígena, a pesar de que los tiempos son limitados”.

Por su parte, el exconvencional diaguita Eric Chinga, miembro del movimiento Transformar Chile —liderado, entre otros, por Jorge Sharp—, sostiene que “como dirigente de mi pueblo respetaré la decisión ciudadana, pero yo anularé mi voto porque no avalaré un proceso ilegítimo, que fue planeado por la élite dejando afuera la participación popular y a los pueblos”.

Desde la otra vereda, Hugo Alcamán, presidente de la Corporación de profesionales mapuche, quien apoyó el Rechazo el 4-S, declara que “como miembros de los pueblos originarios definitivamente condicionamos nuestro ‘a favor’ o ‘en contra’ a dos exigencias: el reconocimiento constitucional y la participación política”.

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