El primer contacto formal que se produjo entre Dina Boluarte y Gabriel Boric ocurrió en noviembre del año pasado. En lo que quizás fue un presagio de lo que ocurriría meses después, ambos compartieron en un foro sobre economía sustentable en la APEC de Tailandia, en el cual se percibió cierta distancia entre ambas autoridades.
En ese momento, la líder peruana asistió al encuentro como vicepresidenta del Perú, luego de que el entonces Mandatario, Pedro Castillo, descartara acudir a la cita en protesta por la demora del Congreso en otorgarle permiso para ir. La crisis política en el país vecino estaba en ciernes, y algo de eso percibieron en el equipo de Boric.
Según fuentes diplomáticas, el contacto con Boluarte fue notablemente "frio" en esa oportunidad:
No hubo bilateral ni tampoco un diálogo extraoficial. Días después, Castillo preparaba la que sería su última gira como Presidente precisamente a Santiago, en donde fue recibido con honores.
Su caída a una semana de estar en La Moneda golpeó a La Moneda, debido a la cercanía que mostró con el destituido líder. Tras una demora inicial para abordar su caída, el 7 de diciembre de 2022, la cancillería emitió un comunicado en el cual se lamentó "profundamente la situación política que está viviendo la República del Perú".
Sin embargo, el mensaje fue considerado como una señal ambigua que no condenaba el intento de autogolpe de Castillo, por lo que esa misma jornada se dio a conocer uno nuevo en la que condenaron "la ruptura del orden constitucional en Perú y valora que la crisis política derivada de ella se esté abordando a través de cauces institucionales".
"Esperamos que la asunción de Dina Boluarte como nueva Presidenta de la República del Perú contribuya a superar este difícil momento. Las crisis políticas se resuelven mejor cuando estas profundizan la democracia y abren caminos de diálogo entre los distintos actores sociales", añadió la nota, emitida pasadas las 21 horas de ese día.
La dificultad del Gobierno para fijar una posición sobre la crisis peruana fue evidente y se mantuvo con el correr de los días. A ello se sumó la preocupación por la represión a las protestas ciudadanas que surgieron en la nación vecina, en las cuales se dieron a conocer varios casos de violaciones a los DD.HH. por parte de agentes del Estado.
Eso motivó al Presidente Boric a tomar una postura más clara frente al nuevo gobierno de Boluarte. El 24 de enero de este año, durante su exposición en la Cumbre Celac de Argentina, el gobernante expresó públicamente su condena a la forma en la que la nueva líder peruana estaba conduciendo la crisis.
"No podemos ser indiferentes cuando hoy día en nuestra hermana Republica del Perú, con el gobierno bajo el mando de Dina Boluarte, personas que salen a marchar a reclamar lo que consideran justo terminan baleadas por quienes debieran defenderlas", acusó.
En esa línea, lamentó que en el país vecino "más de 50 personas han perdido la vida y eso nos debería escandalizar (…) frente a estos atropellos, reitero la voluntad de Chile a contribuir en todos los espacios multilaterales, para acompañar un dialogo inclusivo, capaz de construir gobernabilidad democrática y asegurar el respeto a los DD.HH.".
Alianza del Pacífico y migración
La respuesta de Perú no tardó en llegar. Su ministra de RR.EE., Ana Cecilia Gervasi, presente en el encuentro de Buenos Aires, recordó que "el 7 de diciembre se produjo un golpe de Estado en el Perú; el entonces presidente Pedro Castillo anunció en cadena nacional de televisión la disolución inconstitucional del Congreso".
"Que quede claro, la situación del presidente Pedro Castillo, la generó el propio Pedro Castillo. Esta crisis política originó protestas y movilizaciones, que incluyen demandas legítimas que reflejan una deuda histórica (...) así como acciones motivadas por intereses políticos, o con el deliberado propósito de producir violencia", acusó.
En ese contexto, en respuesta a Boric y otros líderes indicó que "
es falso y ofensivo insinuar que el gobierno haya autorizado reprimir con violencia. Reafirmo en este foro nuestro compromiso con la preservación de los valores democráticos y con la vigencia plena e irrestricta de los derechos humanos y el Estado de derecho".
Con ese frente abierto, ambos gobiernos entraron en una compleja fase, sumando a esos antecedentes la ausencia de un pronunciamiento de parte de Chile sobre la presidencia de la Alianza del Pacífico, la cual debía ser asumida por Perú. La reticencia de México a traspasar el cargo dejó a nuestro país en el medio.
La actitud de la cancillería ha recibido críticas, como la del rector de la del columnista y ex asesor comunicacional del ministerio, Ascanio Cavallo, quien advirtió el fin de semana pasado que "hay un hecho más grave y más flagrante que sí debería alertar a la diplomacia chilena, del Presidente para abajo".
"La Alianza del Pacífico está literalmente secuestrada por el mexicano AMLO, que se ha negado a entregar la presidencia pro tempore a Perú desde que fuera depuesto Pedro Castillo. La diplomacia peruana ha estado reclamando este traspaso, sin aceptar que sea AMLO quien juzgue la legitimidad de la Presidenta Dina Boluarte", dijo.
En esa línea, el periodista subrayó que "
los otros socios, Chile y Colombia, no dicen ni pío. Como si la sociedad no les perteneciera. No se puede esperar que la más exitosa Alianza que ha tenido Sudamérica vuelva a brillar como antes con cuatro presidentes que no la entienden o no la quieren".
El ex canciller Alfredo Moreno también se sumó a ese llamado, asistiendo precisamente al aniversario del bloque realizado la semana pasada en Lima. En esa ocasión, el ex ministro subrayó que "aquí hay que dejar la ideología de lado, este proceso de integración va más allá de la ideología de cada gobierno".
No obstante, la llegada de Alberto Van Klaveren a RR.EE. ha ido ayudando a reactivar los nexos con el gobierno peruano. Prueba de ello fue el encuentro que tuvo con su par peruana en el marco de la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo el 24 de marzo. Una semana después, recibió al embajador peruano en Santiago, Jaime Pomareda.
Asimismo, el mes pasado, abogó por destrabar el conflicto, recalcando que "la Alianza del Pacífico se encuentra en un impasse. Esperamos que pueda superarse a través del diálogo", junto con advertir que "hay iniciativas de interés que están en la Alianza del Pacífico, y nos preocupa que estén paralizadas".
Las gestiones de "alto nivel" como él mismo ha comunicado se han profundizado con motivo de la crisis migratoria que se vive en la frontera común. Sin embargo, los dichos del alcalde de Tacna en contra de Boric pusieron una vez más en entredicho las relaciones, con un intercambio de notas diplomáticas de protestas.
