Si bien los resultados del último Simce fueron, en general, bajos, hay un grupo de estudiantes que genera mayor preocupación. Se trata de los alumnos que rindieron la prueba el año pasado en II medio, cuya caída fue más abrupta que en 4° básico, a lo que se suma que, estando hoy en III medio, apenas disponen de poco más de un año para mejorar su desempeño, con miras a ingresar a la educación superior.
En efecto, estos estudiantes obtuvieron un promedio de 243 puntos en Lectura y 252 en Matemáticas, siendo por lejos los puntajes más bajos de la década en ambas pruebas. De hecho, en Matemáticas esta cifra solo se equipara al del año 2006, y además volvió a aparecer la brecha entre hombres y mujeres, que en los últimos años se había superado. Mientras que en Lectura es el puntaje más bajo en al menos dos décadas.
Esto contraste con los estudiantes de 4° básico, que si bien bajaron en ambas pruebas si se compara con la medición anterior (en 2018), al menos en Lectura mantienen cierta estabilidad: obtuvieron 267 puntos, mismo puntaje que la generación de 2012; y en Matemáticas la disminución fue algo menos pronunciada.
Pero a esto se agrega el factor adicional de que los alumnos que rindieron la prueba en II medio –y que hoy están en III medio– tienen la presión extra de enfrentarse el próximo año a la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), arrastrando un evidente rezago en conocimientos.
Esta generación, de los nacidos en 2005/2006, fue impactada por los efectos de la pandemia justo en el tránsito hacia la enseñanza media, permaneciendo con clases remotas durante todo 8° básico y I medio. Y ahora disponen de poco tiempo para mejorar su desempeño, lo que se ve complejo considerando que el Plan de Reactivación Educativa post pandemia que impulsa el Mineduc no consideraría una política específica que apunte directamente a mejorar los aprendizajes de este grupo.
Agencia de Calidad: "Es posible remontar en la educación terciaria"
Sobre este tema, Gino Cortez, secretario ejecutivo Agencia de Calidad de la Educación –encargada de aplicar el Simce–, sostuvo, en entrevista con EmolTV, que estos alumnos todavía pueden recuperar este conocimiento una vez que ingresen a la educación superior, ya que dichas instituciones cuentan con programas que nivelan los conocimientos de base de sus estudiantes.
"Aquellos estudiantes que llegan a la universidad pasan por un proceso de selección que al menos asegura que cuentan con ciertas habilidades para lograr el desarrollo en determinadas carreras", afirmó.
Agregó que "las mismas universidades e institutos de educación superior cuentan con programas propedéuticos que se encargan de reforzar y logran compensar esa falta de habilidades o de conocimiento, que evidentemente también tienen que reforzar". "Por lo tanto, eso sí es posible de remontar en la educación terciaria y también en la formación técnico profesional", sostuvo.
También recalcó que "no quisiera dejar la impresión o el mensaje de que los estudiantes de II medio están perdidos. No es una generación perdida".
No obstante, Juan Eduardo Vargas, ex subsecretario de Educación Superior y vicerrector académico de la U. Finis Terrae, señaló a "El Mercurio" que "la estrategia del Mineduc debiese incluir, de todas maneras, a los estudiantes secundarios y en ningún caso solo a los de educación primaria", y que "se debe considerar que actualmente las universidades se están haciendo cargo de muchas de las carencias que muestran sus alumnos".
Por su parte, la ex ministra de Educación Mariana Aylwin afirmó al mismo medio que "es un deber ético recuperar esos aprendizajes en los alumnos de enseñanza media, que han sufrido con la pandemia y que tienen un rezago educativo que les va a afectar durante toda la vida". Por eso, piensa que el Ejecutivo debiera "impulsar muchas iniciativas, incluso ver cómo los niños recuperan clases en el verano, más programas focalizados".
