Las empresas que se alejan, comercios que cierran para siempre, vecinos que buscan tranquilidad en otras comunas, arriendos que no se renuevan, altos índices delictivos, comercio ambulante desbordado. Es el panorama del casco histórico de Santiago, cuyo deterioro se ha profundizado a niveles nunca antes vistos, pese a las medidas que distintas administraciones dicen haber tomado para evitarlo. Resistida por el mercado gastronómico y hotelero, que buscan reimpulsar la comuna, la decisión de la organización de los Juegos Panamericanos de no incluir hoteles de la comuna en la nómina de recintos que recibirán a los oficiales técnicos de la cita deportiva, asoma como una posible consecuencia del oscuro panorama que ofrece la zona. Ante esto, la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler (PC) asegura que es una medida "arbitraria que lamentamos y que solicitaremos que sea revertida, para que se amplíe la zona destinada tanto a alojamientos como a la realización de actividades paralelas a las competencias deportivas". Mismas palabras tuvo el ex alcalde Pablo Zalaquett, que comenta que "el hecho en sí mismo es lamentable", ya que el centro es un lugar donde dirigentes o delegaciones podrían conocer parte de la historia de Chile. Significa que, de alguna forma, nuestra cara hoy día no está en condiciones de ser expuesta".