Estos últimos años ha aumentado la cantidad de veces que el Metro de Santiago interrumpe su funcionamiento debido a la presencia de personas en las vías, relacionada al empeoramiento de la salud mental post pandemia, pero también hay perros, objetos e incluso manifestantes que se sientan en sus bordes y generan que el servicio deba detenerse. Ante dichas dificultades, además de las propias de un sistema próximo a cumplir 50 años, la empresa estatal busca modernizar sus líneas más antiguas, y comenzará haciéndolo con la instalación de puertas de andén similares a las que existen en las líneas 3 y 6, pero que sean factibles de instalar en la L1, que concentra cerca del 40% de los viajes de la red. La firma estatal publicó la licitación de los estudios de ingeniería conceptuales, que determinarán los detalles del trabajo y si se deberán hacer excavaciones u otras faenas en algunas estaciones, debido a que estas líneas no fueron construidas contemplando puertas y en algunos andenes podría no haber espacio suficiente para su instalación. Las puertas serán de al menos 1,70 metros de altura y funcionarán con la misma tecnología de las líneas 3 y 6, que no se abren hasta que el tren llega a la estación, momento en que se debe oprimir un botón.