"Creo que el país avanzó y el gran error que cometimos el 18 de octubre fue quedarnos callados. No salir a defender con fuerza las ideas, los logros de nuestro gobierno. Y no condenar tajantemente la violencia. Creo que fue un tremendo error". Esas fueron las palabras con las que la
presidenta del PS y senadora, Paulina Vodanovic, hizo una autocrítica del rol que tuvo su sector durante el estallido social.
Fue en entrevista con revista "Ya", donde comentó además que "el gran problema de 'los 30 pesos y los 30 años'", que se convirtió en lema de esa movilización ciudadana, "fue la denostación de la democracia de los acuerdos".
Como reacción a esos dichos, este miércoles, el escritor Cristian Warnken, envió una carta a El Mercurio donde celebró la reflexión de la senadora, aunque las consideró "tardías". "Leo el titular y pienso que me equivoqué, me restrego los ojos, lo vuelvo a leer, tal cual: 'el gran error que cometimos el 18 de octubre fue quedarnos callados'", remarca.
"Los líderes de izquierda callaron y se hicieron cómplices con ese silencio de pulsiones totalitarias que estuvieron a punto de triunfar, sembrando una anomia en el país, que todavía no cesa".
Cristián Warnken
En el texto plantea que "por supuesto que son declaraciones que hay que celebrar, aunque sean tardías, muy tardías. Por lo menos, hay un esbozo de una autocrítica más a fondo que el así llamado 'Socialismo Democrático', aún no ha hecho a cabalidad, no solo sobre su silencio, sino su abdicación. Porque en esos días aciagos de octubre de 2019 no sólo se destruyó y vandalizó el espacio público (se lo privatizó en un cierto sentido), sino que se puso en jaque a la democracia".
El también líder de Amarillos agrega que ese silencio, "no sólo fue silencio ante la violencia, fue abdicación a los valores intransanbles de la democracia. Abdicación ante una ultraizquierda con componentes anarquistas y nihilistas, que humilló a ciudadanos con 'el que baila, pasa', quemó iglesias y bibliotecas, llevó a la quiebra a miles de pequeños emprendimientos, atacó violentamente a Caabineros y, sobre todo, impuso un relato mentiroso y maniqueo que sirvió de fundamento para cancelar y funar a quien osara plantear un matiz de crítica ante la insurrección de facto".
"Los líderes de izquierda callaron y se hicieron cómplices con ese silencio de pulsiones totalitarias que estuvieron a punto de triunfar, sembrando una anomia en el país, que todavía no cesa", complementa el escritor.
No obstante, en su texto también apunta a que esa "izquierda 'democrática'", también calló "ante el octubrismo, ante el radicalismo de la Convención", y cuestiona que llamaron a votar Apruebo "a una Constitución que dejaba la cancha despejada para que los delirios octubristas se ravivaran y lograran realizar su tan anhelada refundación del país".
En la carta, Warnken sostiene que ese silencio y abdicación fue lo que los empujó a muchos "disidentes y 'herejes' de esa verdad oficial que una izquierda radical quiso imponer a la fuerza, a sacar la voz y dejar testimonio sobre la incoherencia ética y política de los líderes de una centroizquierda convertida en sombra de sí misma", y agrega que "eso nos costó insultos, descalificaciones, funas, persecuciones, hasta humillaciones, no solo del ultraizquierdismo, sino también de algunos militantes del Partido Socialista que Paulina Vodanovic dirige".
"Hoy las declaraciones de la presidenta del Partido Socialista muestran que no estábamos equivocados, que era fundamental rebelarse contra ese silencio ominoso, ante la violencia política y el delirio refundacional, que valía la pena asumir todos los costos personales (y no fueron pocos) que fuera necesario para defender la libertad y la democracia de la tentación del caos y la intolerancia", complementa Warnken.
Con todo, en la carta reflexiona que le costará mucho al Socialismo Democrático "recuperar la credibilidad y la autoridad mortal para hablar de violencia, democracia, orden y Estado de Derecho", y llama a "no más abdicaciones ante el chantaje de minorías exaltadas e ignorantes de nuestra historia patria y republicana. Esas abdicaciones solo han llevado al llamado 'Socialismo Democrático' a la ruina. Moral y política".
"Necesitamos con urgencia coraje democrático, talante republicano, líderes sin complejos ante una generación embriagada por la romantización octubrista (...) no pusilánimes ante los nuevos inquisidores, los Savonarolas juveniles que predican desde sus púlpitos morales y barricadas y que creen que la historia empieza con ellos y en la calle. Ellos fueron derrotados -en las urnas- por el pueblo el 4 de septiembre de 2022. Un pueblo que el 'Socialismo Democrático' ha dejado de representar por sus ominosos y repetidos silencios y abdicaciones", cerró.