Un ambiente "eléctrico" y "tóxico". Esas son algunas de las definiciones que se han utilizado en el oficialismo describir las circunstancias en las que la política se enfrenta por estos días a la
conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, y que ha estado marcado por acusaciones cruzadas y la resistencia de la oposición a firmar un compromiso conjunto impulsado por el Gobierno.
Esta semana, los partidos de Chile Vamos determinaron no firmar el acuerdo que hace semanas lleva empujando el Presidente Gabriel Boric, denominado "Compromiso de Santiago", y que tiene por objeto que todos los partidos políticos y líderes de otros países que asistan a la ceremonia del lunes en La Moneda, suscriban.
El documento del Gobierno apunta a "cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho", también se llama a "enfrentar los desafíos de la democracia con más democracia", también la "defensa y promoción de los Derechos Humanos", y "fortalecer los espacios de colaboración entre Estados a través de un multilateralismo maduro y respetuoso de las diferencias".
Pero en respuesta,
Chile Vamos preparó una declaración propia -pese a la mediación del ex Presidente Sebastián Piñera-, bajo el argumento de que el Presidente Boric
no ha creado "
un clima de reconciliación", por acciones que le atribuyen al propio Gobierno, además de que consideran que había elementos del texto "que faltaban". Asimismo, la
derecha también declinó asistir a la ceremonia del lunes, y pese a que Piñera sí firmó el texto del Ejecutivo, tampoco asistirá.
Ayer, el
ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde, sostuvo frente a este escenario que "
una serie de declaraciones parciales o separadas no hace más que reforzar precisamente aquello que tenemos que superar, que es la división", acotó. Esto, pese a subrayar que sería una "buena señal para el país" que todos los actores políticos se sumaran a una declaración explícita respecto a estos valores.
Pese a la ausencia que tendrá la oposición en la ceremonia, el Presidente Boric ha insistido en el llamado a que todos los partidos se hagan parte del acuerdo. "Nosotros hasta el último momento vamos a hacer el esfuerzo para que todos, sin interpelaciones, sino por una convicción de futuro respecto del bienestar de nuestra patria, nos comprometamos en conjunto a valorar y cuidar la democracia y a respetar de manera irrestricta los derechos humanos", dijo el lunes el Mandatario tras la ceremonia del cambio de mando del PPD.
Pero el escenario que hoy enfrenta el Gobierno, guardando las distancias con los contextos, no dista demasiado del que enfrentó el ex Presidente Piñera cuando estuvo a cargo de la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado, en 2013. A la ceremonia "austera" que preparó la ex administración en La Moneda, tampoco concurrió la otrora oposición.
Los gestos previo a los 40 años
El 2013 era un año de campaña. El ex Presidente Sebastián Piñera estaba a sólo meses de culminar su primer gobierno y los partidos de la oposición, agrupadas en la novel "Nueva Mayoría" buscaban que la ex Presidenta Michelle Bachelet volviera a La Moneda.
En tanto, Piñera, tenía sobre sus hombros la responsabilidad de encauzar una conmemoración desde un gobierno de derecha, por lo que optó por algunos gestos que permitieran que su sector pudiera distanciarse de los hechos del "11" y de los años posteriores del régimen.
Una de esas primeras señales fue la condena que hizo a los "cómplices pasivos" de la dictadura. "Si buscamos responsables de lo ocurrido durante el gobierno militar y, particularmente, de los atropellos a los derechos humanos y la dignidad de las personas, por supuesto que hay muchos. Por de pronto, las máximas autoridades del gobierno militar, que sabían o debían saber lo que estaba ocurriendo. Pero no solamente ellos. Hubo muchos que fueron cómplices pasivos: que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber y tampoco hicieron nada", indicó el ex Jefe de Estado a fines de agosto de 2013.
Las palabras de Piñera fueron acompañadas, días después, con el anuncio del cierre del penal Cordillera, donde había militares condenados por crímenes de lesa humanidad, lo que finalmente se concretó a fines de septiembre de ese año. Desde el entorno del ex Mandatario, apuntaban a un "hito", mientras que la decisión -una vez que se concretó- también fue valorada por la oposición. "Quiero valorarlo y destacarlo, me parece que es la decisión correcta, porque se basa en que el país está en condición política para aquello", dijo la ex candidata.
De izquierda a derecha: ex Presidente Eduardo Frei, Ángela Jeria, ex Presidenta y entonces candidata presidencial, Michelle Bachelet, y ex Presidente Ricardo Lagos, durante la ceremonia de conmemoración de los 40 años del golpe de Estado organizada por la Nueva Mayoría. Foto: El Mercurio/Archivo.
Ausencia de la oposición en la ceremonia y acto propio
Pero pese a los gestos que intentó el Gobierno, la oposición no se hizo parte de la ceremonia que se desarrolló en La Moneda, incluyendo a Michelle Bachelet, quien había sido invitada en calidad de ex Presidenta.
"
Vamos a conmemorar con mucho respeto, unidad y austeridad los 40 años del Golpe Militar, en una ceremonia que se realizará el Palacio de La Moneda, donde estarán invitados diversos representantes de la sociedad civil y de sus instituciones", dijo la ex ministra vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, al confirmar la ceremonia.
Así las cosas, la actividad desarrollada en La Moneda contó con la presencia de sólo tres de los nueve candidatos presidenciales, la entonces abanderada de la Alianza, Evelyn Matthei; el del PRI, Ricardo Israel y el ecologista Alfredo Sfeir. Los presidentes de los partidos opositores declinaron asistir, al igual que los ex mandatarios Ricardo Lagos y Eduardo Frei.
El ex ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, salió a criticar la ausencia de la Nueva Mayoría en el acto, y señaló que "mi impresión es que ellos quieren dividir a los chilenos pensando que finalmente en esa división ellos ganan. La candidatura de Michelle Bachelet, los que forman parte de la Concertación, el Partido Comunista y el MAS, fueron los que optaron por dividir y esa es la verdad", enfatizó.
La conmemoración de los 40 años estuvo dividida entre oficialismo y oposición, a tal punto que la Nueva Mayoría organizó su propio acto oficial en el Museo de la Memoria. La instancia estuvo encabezada por la entonces candidata, Michelle Bachelet, y asistieron cerca de 800 personas, además de los ex presidentes, Ricardo Lagos y Eduardo Frei.
"Es necesario comprender que aún tenemos una fractura profunda entre quienes justifican la dictadura y aquellos que confiamos en la democracia para enfrentar una crisis", dijo Bachelet en su discurso. Asimismo, habló de la necesidad de la reconciliación de la sociedad, por medio de "conocer la verdad", como condición de "cualquier relato de presente y de futuro como nación", y de la "justicia".