Canciller Alberto Van Klaveren.
El Mercurio/Archivo
Hace siete meses,
Alberto Van Klaveren, asumió como ministro de Relaciones Exteriores, tras la vacante que dejó Antonia Urrejola. Según cuenta, se tardó 15 minutos en pensar la respuesta tras responder al llamado del Presidente Gabriel Boric, y luego de consultarlo con su esposa, la artista visual Patricia Vallejo, quien le preguntó: "¿qué te dice la guata?", a lo que él respondió: "no le puedo decir que no".
En entrevista con Revista Ya de El Mercurio, el canciller recuerda parte de su historia familiar, como hijo de padres sobrevivientes del holocausto. Después de la guerra, sus padres emigraron a Chile, donde una rama de su familia se había instalado con una empresa de confección, y aunque ellos volvieron a Europa, sus padres se quedaron junto a Albert -después españolizado a Alberto- y su hermano.
En medio de la reciente conmemoración por los 50 años del golpe de Estado, el canciller entrecruza su historia personal con las vivencias familiares. En 1973 tenía 24 años y trabajaba en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Cuenta que en ese entonces tenía una mirada crítica del gobierno del ex Presidente Salvador Allende, "sobre todo en el manejo económico, que me pareció realmente desastroso. Aunque me alegré del triunfo de Allende, incluso tengo el recuerdo del año '70 de haber ido a celebración a la Alameda", cuenta.
Si bien dice que a su familia el Golpe sí le trajo recuerdos de lo que vivieron en Países Bajos, también reconoce que su padre no lo pasó bien durante la UP. "Él tenía un criadero de pollos, un negocio mediano que se lo tomaron dos veces. Además era muy difícil obtener los alimentos y otras dificultades... Entonces no es que se haya alegrado del Golpe, pero tampoco lo lamentó tanto en ese momento", sostuvo el canciller.
Consultado por la forma en la que enfrentó la conmemoración de los 50 años, contó que "con frustración, porque observo que en Chile tenemos todos los elementos para habernos reconciliado. Hay un consenso básico, en términos generales, respecto del modelo de sociedad, no estamos en la Guerra Fría donde se enfrentaban dos visiones del desarrollo totalmente opuestas. Tenemos diferencias en temas específicos como la reforma de pensiones, de salud, pero existe un consenso sobre normas de convivencia. Entonces toda esta polarización me parece muy artificial, no creo que sea representativa de la vida cotidiana de las chilenas y chilenos... No hay que revivir la grieta y la división. No hay elementos en estos momentos como para repetir todo ese capítulo de nuestra historia".
Agrega en ese sentido que "me llama poderosamente la atención, porque parece que todo eso ya estaba superado y que había conciencia en Chile de lo que significa una dictadura y la violación de los derechos humanos".
En cuento a su parecer sobre la reconciliación como algo "posible o perdido", Van Klaveren dice creer que "nunca se pierde del todo y uno siempre espera que primen la racionalidad y la sensatez, para eso es clave el rol de todos los sectores políticos y de las élites. Además, políticas como el Plan Nacional de Búsqueda son una contribución importante, porque se hacen cargo de la deuda que tiene el Estado con aquellos a quienes la dictadura les destrozó la vida".
A su juicio, hoy existe un ambiente de polarización que no se justifica. "Las visiones extremas, que reivindican cualquier forma de violencia, o que sostiene que habría razones para justificar el Golpe, que justifican los horrores de la dictadura, no son aceptables (...) como señala el Presidente, sin distinción de colores políticos, los problemas de la democracia se solucionan con más democracia".
