Juan Antonio Coloma, presidente del Senado.
El Mercurio
A diferencia de lo que ocurrió en la Cámara de Diputados ayer, el Senado llevó a cabo este martes una instancia reflexión con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado con mucho respeto y sin enfrentamientos entre fuerzas políticas. Además, aceptaron que nunca habrá una verdad única respecto de la historia.
Si bien durante las intervenciones hubo emplazamientos directos e indirectos entre sectores, los senadores mantuvieron silencio durante toda la sesión. Asimismo, más de una decena de senadores de oposición no participaron o lo hicieron de manera itinerante.
La sesión especial fue convocada por la mesa de la Corporación desde las 16.00 hasta las 18.00 horas. Comenzó con un minuto de silencio por las víctimas de la dictadura e inmediatamente después hizo uso de la palabra presidente del Senado, Juan Antonio Coloma (UDI), quien días antes había dicho que se estaba trabajando para generar un espacio de reflexión y dejar fuera las recriminaciones, destacando la solemnidad del Senado y teniendo en consideración que en el hemiciclo está la senadora e hija del ex Presidente Salvador Allende, Isabel Allende.
El discurso de Coloma
"A nombre de la mesa del Senado y con la adhesión de todas las bancadas parlamentarias representadas en los comités, quiero leer la siguiente declaración a propósito de los 50 años del 11 de septiembre de 1973: Hace cincuenta años nuestra democracia se quebró. Un proceso doloroso, cuyas heridas aún no se cierran y que significó para todos, de uno y otro sector, el mayor fracaso institucional de Chile en el siglo XX", comenzó Coloma.
Asimismo, continuó: "Respecto del pasado, probablemente hay una sola verdad compartida: todos, en algún grado y de alguna manera, por acción u omisión, contribuyeron a la destrucción de nuestra convivencia. Es imposible pretender que tengamos una visión común de la historia, las causas del quiebre, el proceso que lo antecedió, las opciones de entonces y los años que sucedieron al colapso.
Cada uno tiene el legítimo derecho a tener una mirada propia, fundada en su experiencia, en sus ideas y su particular sensibilidad".
"El objetivo principal de las instituciones que sostienen nuestra vida común, es que esas diferencias sean parte de la diversidad que conforma un proyecto común. Estos cincuenta años nos dejan un aprendizaje compartido: el valor de la democracia, del estado de derecho, el respeto absoluto de los derechos humanos, la convicción que ningún proyecto de transformaciones profundas puede impulsarse sin el acuerdo mayoritario de la sociedad y que ninguna diferencia puede llevarnos a perder el respeto esencial que nos debemos como parte de un mismo país", acotó Coloma.
Agregó que "nunca podemos tratarnos como enemigos, nunca la violencia es alternativa a la solución racional de los desacuerdos, nunca la dignidad del ser humano puede subordinarse a ningún objetivo político. Podemos ser acreedores del pasado, pero siempre seremos deudores del futuro. Hemos sufrido los costos de la incapacidad de quienes, en el siglo XX, tomaron el camino equivocado de la intolerancia, la violencia y la ideologización. Pero le debemos a nuestros descendientes el dejarles un país capaz de convivir en el respeto recíproco y la armonía dentro de nuestras diferencias".
"En ese objetivo el Senado tiene un rol y una responsabilidad insustituible, cargar el pasado con madurez y mirar el futuro con responsabilidad es lo que nos corresponde. Nada podemos hacer para cambiar lo que sucedió hace cincuenta años atrás, pero podemos hacerlo todo para configurar los cincuenta años que vienen", finalizó el presidente del Senado.
Del mismo modo - hasta el momento - ha intervenido el senador Luciano Cruz- Coke (EVO), Juan Ignacio Latorre (RD), Francisco Chahuán (RN), Loreto Carvajal (PPD), Rojo Edwards (republicanos), Yasna Provoste (DC), Alejandra Sepúlveda (FRVS), Juan García Ruminot (RN) y Claudia Pascual (PC).