En la calle Santa Mónica 2338 funcionó el Comité Pro Paz, fundado en 1973 por el cardenal Silva Henríquez.
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Entre las calles que han cambiado de nombre en Santiago por decisión del municipio, liderado por Irací Hassler (PC), se encuentra aquélla donde se emplazaba el Comité de Cooperación para la Paz en Chile, creado en 1973 por el cardenal Raúl Silva Henríquez para acoger a quienes eran perseguidos por la dictadura.
Se trata de la calle Santa Mónica, que ahora será renombrada en honor al ex ministro de Justicia y fundador de la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CChDH), Jaime Castillo Velasco.
La decisión es muy cuestionada por ex funcionarios del Comité Pro Paz, que argumentan que el nombre de dicha calle era símbolo de "esperanza" entre las víctimas del régimen, por lo que la decisión municipal resulta muy "dolorosa".
En una carta publicada en "El Mercurio" –firmada por M. Luisa Sepúlveda, M. Daniela Sánchez, Álvaro Varela, Jaime Esponda y Arturo Navarro–, señalan que "escribimos a nombre de una cincuentena de exfuncionarios que hace la misma cincuentena de años acogimos y prestamos asistencia a miles de familiares de perseguidos políticos en la emblemática casa de calle Santa Mónica 2338, de la comuna de Santiago, siguiendo las directrices del directorio ecuménico del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, creado por el cardenal Raúl Silva Henríquez".
Cuentan que "con sorpresa nos enteramos por la prensa de que el concejo municipal de la comuna tenía proyectado cambiar el nombre de tan significativa calle, que se repetía con esperanza entre quienes necesitaban un consuelo y apoyo en esos difíciles tiempos".
"Hicimos gestiones ante la alcaldía y el concejo para impedir tal agravio, pero no fuimos considerados, fuimos ignorados. Una vez adoptada la resolución, solicitamos la reconsideración de esta medida, de la que no sabemos cómo se originó ni cómo se fundamentó. Ahora, nuevamente por la prensa, nos enteramos de que el municipio tampoco acoge nuestra petición de reconsideración", afirman.
Ante esto, señalan que "queremos expresar nuestra desazón, tanto por el cambio como por la falta de participación de quienes –víctimas de la represión y defensores de derechos humanos– hicimos universal y penosamente conocida esta casa y esta calle, símbolo que la dictadura, a pesar de su empeño, no logró borrar, lo que hace aún más doloroso esta determinación municipal".
"La calle Santa Mónica es parte del corazón de Chile, no es justo eliminarla. Mantenemos la esperanza de que se conserve su nombre y reiteramos, públicamente, nuestra petición", concluyen.