El actual contralor abandonará su cargo el próximo 17 de diciembre.
El Mercurio
En el mundo político hay relativo consenso respecto de que el nombramiento del sucesor de Jorge Bermúdez como contralor general de la República será difícil, porque están en juego varios otros cargos, que deberían negociarse en conjunto entre el Gobierno y la oposición, para llegar a un consenso que haga viables los nombramientos. Entre ellos, nuevos miembros para la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional. Y aunque comenzaron los acercamientos entre el Gobierno y el Senado -que debe visar el nombramiento con 3/5 de los 50 senadores en ejercicio, por lo que se requieren votos de la oposición-, un escenario posible es que el cargo de contralor titular este vacante por varios meses. En los últimos dos nombramientos de contralor, en 2007 y 2015, se repitió el escenario donde hubo un subrogante por ocho meses. Ello, dicen los conocedores del funcionamiento del ente fiscalizador, impactaría en el trabajo de la institución de una manera que, hasta ahora, el Gobierno o el Senado no han incorporado dentro de sus cálculos, que son los casos de alta connotación pública que están actualmente en revisión por parte del órgano contralor y que, de cara a 2024, podrían verse afectados en sus procesos por no haber un contralor titular. Esto se explica, sin ir más lejos, porque el próximo es un año electoral, donde se elegirán concejales, alcaldes y gobernadores regionales.