Diligencias en toma de Maipú, donde se hallaron los restos del ex militar venezolano, Ronald Ojeda.
El Mercurio
El hallazgo del cuerpo del ex militar venezolano,
Ronald Ojeda, al interior de una instalación en una toma en la comuna de Maipú, puso en el debate otro de los problemas que se generan en estos emplazamientos: la inseguridad e incivilidades que se registran.
De esto dio cuenta el propio
alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (RD), quien el sábado salió a señalar que el hallazgo del cuerpo de Ojeda "
es uno de los múltiples delitos que se cometen en dicho campamento, y que afectan a nuestros vecinos a diario".
"Dicho campamento nunca debió haberse permitido, y si bien sabemos que su erradicación es una operación sumamente compleja y que requiere del Estado en su conjunto, es imperioso generar acciones concretas cuanto antes", añadió.
En conversación con Emol, expertos en urbanismo y seguridad aseguran que erradicar este campamento es, efectivamente, un proceso complejo, y advierten que debe tratarse de manera multidimensional. Lo más probable, dicen algunos, es que la criminalidad que hoy se registra allí, termine por desplazarse a otras zonas.
Aunque el crimen contra Ojeda sigue en investigación, el fiscal nacional Ángel Valencia sostuvo ayer a Radio Universo que "hay rasgos de intervención de sujetos que tenemos asociados al Tren de Aragua", es decir, al crimen organizado.
Inseguridad y ausencia del Estado
Los campamentos suelen estar fuera del radar del Estado, por tratarse de asentamientos informales o ilegales. "Esto implica que tienen estructuras jerárquicas que son distintas y que toman decisiones que inciden sobre el resto", comenta el arquitecto Iván Poduje.
"Las tomas se han transformado en lugares inseguros, se han creado verdaderas mafias que hasta han logrado generar negocios con lotes, que se venden o arriendan, lo que muchas veces se crea por necesidad para algunos se ha transformado en un negocio lucrativo".
Uwe Rohwedder, académico U. Central
En el caso del campamento de Maipú y otros tantos que hoy existen, tuvieron un auge poblacional tras la pandemia, y en gran medida llegó a vivir población migrante en situación irregular. En el de la mencionada comuna, hay gran cantidad de venezolanos y haitianos. "Lo que ocurre es que muchos son de migrantes y dentro de los migrantes, siempre hay un porcentaje de personas con antecedentes delictuales", añade el también director de Atisba.
"Entonces, estas personas con antecedentes toman rápidamente el control del campamento. En algunos casos control total, incluso cobrando por arrendar lotes o vender lotes, como en San Antonio, Alto Hospicio, Antofagasta, Copiapó", precisa.
En la misma línea, el arquitecto y académico de la U. Central, Uwe Rohwedder, comenta que "las tomas se han transformado en lugares inseguros, se han creado verdaderas mafias que hasta han logrado generar negocios con lotes, que se venden o arriendan, lo que muchas veces se crea por necesidad para algunos se ha transformado en un negocio lucrativo".
"Al tener sus propias reglas y normativas, no se respetan ni crean condiciones mínimas de habitabilidad para conseguir una buena convivencia. La falta de espacios comunes dentro de un colectivo densamente poblado más bien fomenta el desencuentro, la informalidad para conseguir servicios básicos y un riesgo enorme ante emergencias como los incendios, esto último por la forma de construir informalmente sin ninguna conciencia de protección al fuego o a eventos sísmicos, no tienen planes de evacuación entre otros".
Las tomas como el lugar "idóneo" para el crimen organizado
En base a lo señalado por el fiscal nacional, sobre las vinculaciones del Tren de Aragua en lo ocurrido con Ojeda, la experta en seguridad de AthenaLab, Pilar Lizana, explica por qué estos grupos criminales buscan operar, precisamente, en estos emplazamientos.
La razón de fondo que entrega la investigadora va en línea con lo señalado antes: la ausencia del Estado, lo que hace que "no haya fiscalización de ningún tipo en esos lugares y eso lo convierte en el mejor lugar para hacer este tipo de operaciones".
Es más, plantea que "si es que algunas de las personas que viven en estas tomas no están relacionadas con estos grupos criminales, ven o escuchan algo, y quisieran denunciar, algunos miembros pueden amenazarlos por estar en el país de manera irregular. Es decir, hay ciertos códigos al interior de estas tomas, porque de alguna manera, todos tienen algo complejo asociado".
Lizana comenta que el hecho de que miembros del Tren de Aragua utilicen estas tomas como centros de operaciones, almacenaje de armas, o centros de secuestro y tortura, no significa que sólo se centrarán en ese sector, sino que "van a realizar todas sus actividades ilegales donde sea necesario, ya sea que les pidan ir a secuestrar o asesinar a alguna persona".
