No es primera que suena la idea, y la rección siempre trae aparejada algo de polémica. La creación de un barrio rojo en Santiago fue la posibilidad a la que se abrió por estos días el gobernador de la RM, Claudio Orrego, con el fin de regular la prostitución en distintos puntos de la zona, además de las incivilidades y delitos asociados a esta práctica, como trata de personas y narcotráfico.
"Me alegro que se haya levantado polémica", dijo hoy el gobernador, luego de la mesa de diálogo que sostuvo junto a dirigentes vecinales de distintas áreas, con el fin de avanzar en propuestas en la materia.
De la instancia, emanaron tres ejes principales: "Primero, hemos hablado con los vecinos de la posibilidad de mejorar el entorno urbano. En lugares bien iluminados, con cámaras de televigilancia comunitarias o municipales hay menos ocurrencia de esta práctica del comercio sexual callejero".
En segundo lugar, planteó "que las instituciones cumplan con la ley". Esto, porque el 18 de marzo la Contralora General de la República ofició a las policías, a los municipios y a la Delegación Presidencial para que detallen las acciones que realizan para fiscalizar este tipo de actividades.
"Una cosa es el comercio sexual, que no es delito, pero hay muchos delitos, por ejemplo, el comercio sexual de menores, el comercio sexual en la vía pública, la actividad sexual en la vía pública, en fin", acotó Orrego.
Y en tercer lugar, destacó la propuesta de los vecinos del barrio patrimonial Matta, que apunta a "una ordenanza para erradicar el comercio sexual callejero". Según precisó el gobernador, solo tres de las 345 comunas de Chile tienen ordenanza: Las Condes, Iquique y Concepción.
"Nosotros hemos asumido un compromiso con ellos de presentar esta ordenanza a los 52 municipios de la Región Metropolitana como una manera de hacer un trabajo mancomunado, porque no se trata de correr o corretear el comercio sexual de una esquina y pasarlo a la comuna de al lado", comentó.
Polémica por barrio rojo
Respecto a la controversia que genera la idea de un barrio rojo, el gobernador comentó que "esto es como tener un relleno sanitario o una cárcel. Es necesaria pero nadie la quiere. Sabemos que ha sido una solución que han buscado otros países como Francia, Alemania, Japón, Corea del Sur, Holanda. Y creemos que es un tema que hay que estudiar".
"Hay que estudiar cómo se ha implementado en otros lugares, cuáles son los problemas que trae consigo, dónde podría ser", añadió, sin detallar dónde sería, a su juicio, un lugar posible para su instalación.
Según comentó, "antes de atreverme a poner un lugar, me gustaría estudiar lo que ha pasado en otros lugares del mundo (...) Yo me alegro que se haya levantado la polémica en base a eso, pero yo no lo considero como la primera medida, lo considero como la última medida", precisó.
