En su segundo trámite constitucional están tres normativas que se vieron aceleradas en su proceso al interior del Congreso Nacional luego del asesinato a tres carabineros en Cañete, en la Región del Biobío: se trata de la creación del
Ministerio de Seguridad, las Reglas de Uso de la Fuerza (RUF) y la nueva Ley Antiterrorista.
Y aunque ninguna ha estado ajena a la controversia durante la discusión, la Ley Antiterrorista ha recibido reparos desde el Partido Comunista, específicamente por la figura de "lobo solitario" que define la normativa.
El texto señala que se entiende por asociación terrorista "toda organización de tres o más personas, con acción sostenida en el tiempo, formada para cometer delitos que se indican a continuación y que tuviere entre sus fines socavar o desestabilizar las estructuras políticas, sociales o económicas del Estado democrático; inhabilitar o afectar gravemente la infraestructura crítica".
En cuanto a la figura del "lobo solitario", se establece que "siempre se entenderá que comete delito terrorista, aun cuando no forme parte de una asociación terrorista ni actúe en concordancia con los fines de una asociación terrorista o de una agrupación u organización de personas que persiga la comisión de tales delitos con dichos fines, por sí o mediante terceros".
El debate por las "conductas individuales"
Según ha defendido el senador y presidente de la comisión de Seguridad del Senado, Iván Flores (DC), lo que despachó la Cámara Alta es un proyecto "compacto, directo, simple de entender y aplicar, que no genera ambigüedades".
En esa línea, defendió que la iniciativa establece un catálogo de los delitos que puede entenderse como acto terrorista, y "además, se agrega algo que hoy día la ley no contiene, que es, la participación de un solo terrorista, o lobo solitario, como le llaman, en donde no perteneciendo a una organización criminal, igual comete un acto terrorista. De la misma manera, castiga también a quienes ayudasen a la organización criminal o ayudasen a financiar los actos terroristas".
No obstante, el diputado Matías Ramírez (PC) expresó sus reparos a El Mercurio, al señalar que "si bien ha existido a nivel internacional experiencias de individuos actuando a título personal, se debe tener en cuanta las consideraciones y motivaciones de los mismos, pues se podría caer es una aplicación de la norma de manera excesiva con fines más bien persecutorios o careciendo de objetividad, como hemos visto en querellas presentadas pos distintos gobiernos, ahí radica el peligro en la redacción de un tipo penal que reconozca conductas individuales".
Debate por ataques solitarios y las "motivaciones"
En conversación con Emol, expertos en seguridad abren su propio debate sobre la figura del "lobo solitario" en las actuaciones consideradas como terroristas. Algunos apuntan a que es necesario considerar a estas figuras en la legislación a raíz de varios casos registrados en el país respecto a sujetos que actúan solos, por ejemplo, en la instalación de artefactos explosivos. Otros, en tanto, apuntan a la dificultad de establecer las "motivaciones" de una persona que comete, en solitario, actos considerados terroristas.
Para Jorge Araya, experto en seguridad de la Universidad de Santiago (Usach), la figura del "lobo solitario" resulta "pertinente" en el marco de la discusión de la ley antiterrorista. Esto, porque "hemos tenido casos en Chile de terrorismo, de actos terroristas, ejecutados por un individuo que no forma parte de una organización terrorista y donde el personaje individualmente ha llegado a la conclusión de que tiene que atentar contra algo, ya sea para protestar por razones medioambientales o contra los grandes empresarios".
"Hemos tenido casos en concreto donde se puede hablar de un 'lobo solitario'; un terrorista que no formando parte de una organización terrorista comete un acto de este tipo. Por lo tanto, me parece que adecuado que la nueva ley antiterrorista contemple esta figura".
Jorge Araya, experto en seguridad, Usach
"Y hemos tenido casos en concreto donde se puede hablar de un 'lobo solitario'; un terrorista que no formando parte de una organización terrorista comete un acto de este tipo. Por lo tanto, me parece que adecuado que la nueva ley antiterrorista contemple esta figura", subrayó.
De acuerdo a Rocío Zepeda, experta en seguridad de la U. Mayor, puede haber un tema respecto al lobo solitario puesto que "bajo la excusa de que esta persona realizó o está por realizar alguna acción que esté encaminada a infundir terror o temor en la población, que es el gran paraguas sobre el cual se basa la ley antiterrorista, se puede traspasar los límites de la privacidad de esa persona si es que es considerada sospechoso y esto podría ser una excusa también para intervenir la privacidad y esa libertad en el fondo de individuos naturales".
"Ese es el riesgo que se corre y a eso lo que entiendo yo que principalmente apunta el Partido Comunista porque en efecto, desde esa perspectiva, rayan la inconstitucionalidad. Si yo intervengo los teléfonos de una persona o su correspondencia, su correo o lo que sea por sospecha o razones de inteligencia, sea cual sea, podría ser un peligro desde los estándares democráticos básicos, porque el Estado no puede intervenir en la vida de los individuos en su espacio privado sin razón aparente o sin razón alguna", comenta.
La experta apunta a otra complejidad, relacionada a las "motivaciones" para que una persona comenta, en solitario, un acto considerado como terrorista. "Las motivaciones pueden ser súper variadas, o sea, van desde problemas mentales hasta afiliaciones a organizaciones religiosas o fundamentalistas internacionales, entonces es súper complejo definir el límite ahí", aseguró.
La "contradicción conceptual"
Por su parte, Daniel Soto Muñoz, consultor en derechos humanos y seguridad, y coronel de Carabineros (R), apunta a las complejidades que presenta una definición del terrorismo como tal y a la "contradicción conceptual" que de allí emana, por ejemplo, el sancionar actos individuales.
"Hay dos problemas medulares que dificultan la neutralización efectiva del terrorismo. Por un lado, la falta de un concepto claro y preciso. De acuerdo con el derecho internacional, los delitos terroristas son aquellos cometidos por organizaciones con la intención de 'intimidar a la población o compeler a un gobierno u organización internacional a realizar o abstenerse de un acto', según la Convención para la Represión de la Financiación del Terrorismo", señala el experto.
Sin embargo, agrega que "esta definición amplia ha permitido interpretaciones disímiles y una aplicación heterogénea por parte de los estados".
"Por otro lado, se observa una intervención estatal imprecisa para enfrentar este fenómeno criminal. A pesar de la definición jurídica internacional que alude a la criminalidad grupal, en la mayoría de los países la legislación antiterrorista sanciona también los actos cometidos por individuos que no forman parte de organizaciones, como ocurre en Chile, Estados Unidos, España y Reino Unido, entre otros. Esta situación contradice la delimitación conceptual y resta eficacia a la prevención y castigo al ampliar excesivamente el foco".
A su juicio, para una persecución efectiva de los delitos asociados al terrorismo, resulta imperativo "delimitar conceptualmente el fenómeno criminal terrorista y ajustar con precisión la intervención estatal a dicha definición, enfocando los esfuerzos en la prevención, detección y desmantelamiento de las organizaciones violentas, más que en la participación individual".
El perfil del FBI al "lobo solitario"
Si bien hay nociones similares sobre quiénes son y cuál es el comportamiento de los "lobos solitarios", en varios casos están más bien sujetos a un contexto determinado, muchas veces, y de acuerdo a lo señalado por los expertos, a raíz de la "amplitud" de las definiciones.
El término "lobo solitario" se acuñó por primera vez en Estados Unidos, en la década de 1990, luego que el supremacista blanco, Alex Curtis, incentivara a los ciudadanos a cometer crímenes violentos por su cuenta, sin un organismo al cual culpar y dificultar la detención de las personas.
En
noviembre de 2019, el FBI dio un paso hacia un "perfil" de 52 terroristas estadounidenses que llevaban 40 años de ataques en su propio país, todos considerados como "lobos solitarios".
El informe mostró patrones comunes, como que prácticamente todos eran hombres, la mayoría de raza blanca, solteros, con cierto grado de educación universitaria, pasado militar, antecedentes penales y, sobre todo, una percepción extremista contra el Gobierno estadounidense, radicalizada por la propaganda.
La repulsión que exhibían aquellos terroristas hacia la idea de centralismo y, por extensión, la autoridad que lo impone, fue el factor principal para definir su 'modus operandi': un 32% de los atentados investigados apuntaban contra funcionarios o agentes de Policía. En tanto, la principal fuente de alimentación para sus ideas era la propaganda e Internet.
Este recelo es alimentado por el trastorno mental más extendido entre los 'lobos solitarios': la paranoia. "Más de la mitad de los terroristas investigados exhibían una intensa desconfianza hacia los demás, y llegaban incluso a albergaban la creencia de que el resto de la gente conspiraba para hacerles daño. Nada realmente concreto: "en realidad, general y vaga", precisaba el informe, "como sus miedos a las conspiraciones, a la vigilancia permanente del Gobierno y a a existencia de organizaciones secretas".
Pese a la caracterización, el FBI hizo una advertencia en su informe: un perfil no es en modo alguno una herramienta suficiente para combatir el terrorismo doméstico porque no existe una combinación específica de factores que desemboque necesariamente en la violencia selectiva.
Sin embargo, y con este estudio, el organismo pidió a los ciudadanos que reconozcan estos rasgos —violencia previa, sentimiento antigubernamental y pensamiento paranoico— como un indicio de alarma y los pongan en el contexto del peligro terrorista.
Terroristas solitarios, pero no tan solos
La Oficina Europea de Policía (Europol) también hizo su propio análisis de los "lobos solitarios" que actúan en la Unión Europea, sobre quienes se descartó un trabajo "realmente solitario" por parte de estos sujetos: de una u otra forma, tenían contacto con alguna organización y eran "reclutados".
En octubre de 2023, en un lapso de sólo seis días, ocurrieron dos atentados islamistas de
"lobos solitarios" en Francia y Bélgica, con un apuñalamiento en una escuela en el noreste de Francia, justo antes del
tiroteo de Bruselas.
Según detalló Carola García, principal investigadora sobre terrorismo global de Real Instituto Elcano de Madrid a Euronews, el atentado a la sala de conciertos Bataclan de París fue el último ataque "sofisticado" coordinado por el Estado Islámico. Desde entonces, Europa ha presenciado más ataques de lobos solitarios.
"Lo que vemos a menudo es que, aunque llevan a cabo sus actos en solitario, la investigación revela después que el atacante tenía contactos con otras personas vinculadas a grupos terroristas. Resulta que no estaban tan solos como parecía", precisó la investigadora al citado medio.
En la misma línea, desde Europol afirmaron que las redes terroristas se dirigen a personas "vulnerables" para manipularlas y que de esta forma, comentan actos terroristas en solitario, "pero en realidad, al servicio de objetivos de redes más grandes".
