Hace ya seis meses, el cruce de las calles Pablo Neruda con Gabriela Mistral en Villa Independencia, zona alta de Viña del Mar, se convirtió en el punto en que el megaincendio se cobró más vidas: allí, el viernes 2 de febrero, una fila de vehículos quedó carbonizada cuando sus ocupantes trataban de huir. Hoy, el sector presenta un aspecto un poco menos triste. Ya no se ven sitios vacíos consumidos por el fuego. En todas partes hay casas de material ligero -en su mayoría viviendas de emergencia entregadas por el Gobierno-, y los sobrevivientes acusan "abandono".
En Villa Independencia, un pastor evangélico, una emprendedora y el padre de una menor fallecida rememoran lo ocurrido y hablan de su duro presente.
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