Un acusado, un libelo, una comisión revisora. Ese es el temido escenario que se instaló ante la acusación constitucional a cuatro ministros de la Corte Suprema, lo que procedimentalmente encendió las alarmas en la Cámara por los múltiples libelos que se preparan, por el estrés en el trámite legislativo que eso significaría en términos prácticos, el requerir incluso cuadruplicar equipos, salas y votaciones; todo ello en plena discusión en paralelo de la agenda de seguridad y la Ley de Presupuestos. De ser así lo inferido en el Parlamento, se requerirían preliminarmente 20 diputados que serían sorteados a razón de cinco por comisión revisora que necesita al menos un secretario, un ayudante y una sala en donde funcionar. "Sería una locura" trabajar así, advierten con cierta angustia en la corporación.