Esta jornada, la Fiscalía de Rancagua formaliza la investigación en contra de los cinco Carabineros dados de baja tras ser detenidos en el marco de las indagatorias del millonario robo a la sucursal de la empresa de valores Brinks, ilícito cometido durante agosto de este año.
Durante la audiencia, el Jefe de Análisis Criminal, Carlos Fuentes, detalló, a juicio de la Fiscalía, cuál era el rol de los ex uniformados en la comisión del ilícito: una de las misiones era robar una radio institucional con el objetivo de que el líder de la organización delictual escuchara "en línea" las comunicaciones de la policía.
El persecutor sostuvo durante su exposición que a fines de julio de este año "se realizaba una de las primeras reuniones de coordinación en Rancagua en la que participan los funcionarios de carabineros", además del guardia de la empresa de valores, junto con miembros de la organización criminal.
En la cita, el líder de la organización criminal definió que la función de los ahora ex uniformados en el ilícito era la de "retrasar la concurrencia del personal al lugar del robo para garantizar su impunidad y efectividad". En la instancia, a los ex uniformados se les pagó un monto de $200 mil en efectivo a cada uno de los carabineros.
En una de las citas, un ex funcionario de la policía uniformada, quien era el "enlace" con el resto de los ex policías, "concertó la entrega de bidones con bencina" a otro de los imputados, quien le había informado a su vez al "enlace" el robo de otros tres vehículos para la comisión del robo.
Más tarde, durante agosto, uno de los miembros de la organización criminal le encomendó a un ex efectivo policial que "gestione la obtención" de una radio institucional, junto con conseguir información acerca de "si el día del robo habrá servicio motorizado de Carabineros y además que consiga la ubicación de donde se debe cortar la fibra óptica de CENCO (Central de Comunicaciones) Cachapoal. Lo anterior para dejar sin comunicación a Carabineros".
Previo al ilícito, según dijo Fuentes, los cinco ex uniformados sostuvieron una reunión con el líder de la organización criminal, quien les pagó $100 mil a cada uno de los imputados, para "incentivar aún más la participación en el robo". En dicho encuentro, "se planificaron los cortes de ruta que se realizarían el día 16 de agosto (día del ilícito)", agregó el fiscal.
A raíz de la solicitud de obtención de la radio institucional, uno de los ex policías concurrió el pasado 15 de agosto hasta la Tercera Comisaría de Rancagua y sustrajo el aparto. ¿El motivo? Para que el líder de la organización criminal "pueda escuchar en línea las comunicaciones de CENCO al momento de arremeter contra la sucursal Brinks", señaló Fuentes.
El día del ilícito
El día del ilícito, el líder del grupo criminal le avisó al "enlace" que iniciaba la operación delictual. En tanto, otro ex funcionario de Carabinero debía trasladar "a los funcionarios policiales a un procedimiento simulado previamente acordado".
Fue cerca del mediodía que Carabineros fue alertado de disparos y vehículos quemados en la vía pública.
A su vez, uno de los imputados, que trasladaba al jefe de turno de Carabineros en un vehículo policial, ordenó a las unidades policiales dirigirse a un lugar, donde quedaron encerrados producto de la quema de vehículo, miguelitos y aceite en la calzada.
Con esto, logró, dijo Fuentes, logró "alejar a varios de los dispositivos de Carabineros a 7,5 kilómetros respecto de la sucursal Brinks no sin antes, hacer pinchar los neumáticos de su vehículo policial en que trasladaba al jefe de turno".
En tanto, el líder de la organización tuvo comunicación interrumpida con otro de los ex funcionarios policiales y, además, al contar con la radio institucional, escuchaba las comunicaciones de CENCO en tiempo real.