HOD HA'SHARON (Israel).- Una empresa israelí desarrolló un aparato del tamaño de un lápiz USB destinado al público en general, que permite saber de qué está hecho un alimento, una planta, un medicamento o un tejido.
Dentro de un tiempo, este miniescáner podría ser integrado a los teléfonos móviles, como una cámara, para permitir saber con un solo click cuántas calorías tiene una hamburguesa, cuándo estará madura una palta o si la chaqueta que interesa está realmente hecha de cuero.
"Un laboratorio personal en el bolsillo", resume Dror Sharon, cofundador de Consumer Physics, la empresa que empezó a comercializar en agosto el aparato, bautizado "Scio" como referencia al saber en latín.
Scio es un miniespectroscopio que escanea los objetos enviándoles por encima un haz de infrarrojo cercano (NIRS, por Near Infraraed Spectroscopy en inglés). Cada molécula reacciona con la luz y produce una vibración única, una especie de "firma" identificable.
Dicha firma es descifrada automáticamente por el escáner, que consigue así recoger y separar toda suerte de propiedades químicas del objeto analizado, como su tasa de humedad o el contenido en grasas o azúcares, para realizar una ficha, con la ayuda de una base de datos de internet.
De esta manera, el equipo puede identificar un tomate y determinar su nivel de azúcares o de madurez cuando realizamos nuestra compra en el mercado. Sin embargo, se bloquearía ante un plato de lasaña: se trata de un alimento demasiado complejo para el artefacto, por el momento.
El "sexto sentido" de Scio
Los jefes de Consumer Physics dependen de la participación de miles de internautas para mejorar de manera colaborativa las capacidades de este "estuche sexto sentido", enriqueciendo la base de datos de Scio alojada en una plataforma de internet.
13.000
internautas ya han realizado pedidos para obtener su escáner personal
De esta forma, los líderes de Consumer Physics han hecho del público sus principales ingenieros-desarrolladores, pero también sus inversores. En 2014 se lanzó el producto a través de la plataforma de financiación Kickstarter y 13.000 internautas realizaron sus pedidos, por 250 dólares, de su escáner personal.
"Este aparato interesa a un millar de desarrolladores que ven en un dispositivo electrónico algo atractivo que tienen ganas de fabricar en casa", reconoce el cofundador de Consumer Physics, quien afirma que su ambición, tras esta fase de "fabricación casera", es la industralización.
"Scio interesa a algunas multinacionales que ven un interés en un desarrollo interno o para ciertos clientes, alguien en el comercio o en la industria que necesita saber si el producto que ha pedido tiene las propiedades esperadas", afirma Sharon.
En un momento en el que están en boga los objetos conectados, que llevan internet a los aparatos del día a día, esta innovación hace entrar al mundo que nos rodea en el campo de lo inmaterial, "de lo analógico a lo digital", resume.
Para ello, esta tecnología tendrá que enganchar al público en general e ir avanzando hasta integrarse en el dispositivo electrónico por antonomasia: el teléfono inteligente.
La versión del Scio incorporado en un teléfono ya existe, pero está en fase de prototipo. Está cuidadosamente custodiada en los locales de Consumer Physics, que se ha marcado un plazo de unos años para convencer a los gigantes de la industria de que su artilugio se convertirá en indispensable.