SANTIAGO.- En enero, la presidenta Michelle Bachelet anunció la creación de la Comisión Asesora Presidencial Ciencia para el Desarrollo de Chile, donde expertos nacionales llegaron a una conclusión clara. "El informe fue categórico: Chile necesita un Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación ahora", dice Mario Hamuy, Premio nacional de Ciencias Exactas 2015, académico de la U. de Chile y director del Instituto Milenio de Astrofísica MAS.
Sin embargo, dice, esta nueva institucionalidad no parece estar en los planes del Ejecutivo en el corto plazo. Ante la presentación que se hará esta noche del proyecto de ley de presupuesto 2016, Hamuy asegura que "no estamos pidiendo nuevos o más recursos. Lo que nos urge es la necesidad de que exista un criterio único, una visión de corto, mediano y largo plazo que pueda aunar con un solo criterio todas las iniciativas científicas que hoy operan en el país de forma desperdigada".
Si bien no se han anunciado avances respecto al nuevo Ministerio de Ciencias, sí se comunicó un "primer paso", en el traslado de la Iniciativa Científica Milenio (ICM) desde el Ministerio de Economía a Conicyt. "Este anuncio tomó por sorpresa a la comunidad científica y nos parece que no es el mejor camino para mirar el desarrollo de las ciencias, ya que no queda claro si respetará la esencia de ICM".
Hamuy explica que la ICM surgió en base a una sugerencia del Banco Mundial para desarrollar ciencia de manera menos burocrática y más libre. El proyecto opera hace 15 años y actualmente gestiona 36 centros, incluyendo 27 núcleos y nueve institutos. El riguroso proceso de selección hace que el 48% de los núcleos no sea renovado en su segundo año porque aparecen unos nuevos que les ganan. Esa cifra llega al 13% en los institutos.
Productividad científica
"Los importantes logros alcanzados por los Institutos se proyectan hacia el futuro en sus publicaciones de alto impacto, en sus patentes y en lo que creemos más importante, la formación de jóvenes científicos", asegura Hamuy, agregando que la flexibilidad de los institutos permite que aparezcan científicos en lugares remotos del país, "contribuyendo a la descentralización".
El académico también destaca la productividad de la ICM, indicando que es "más del doble del promedio nacional en cantidad y calidad", resultando en la presentación de 95 patentes, de las cuales un 38% ya han sido otorgadas.
"La ICM es un paradigma que ha contribuido a cambiar significativamente el curso y el nivel de la ciencia en Chile, al punto que el programa se entiende como una marca de calidad que promueve ciencia de excelencia", comenta Hamuy, con el Banco Mundial calificándola como "la fuente más productiva de formación científica avanzada en Chile".
"Intervenir en la institucionalidad de un modelo exitoso como éste, sepultando su aspiración original y sus principios básicos sería de alto costo para el desarrollo de la ciencia y para el país. Soy un convencido de que, en vez de buscar caminos que nos hacen ir hacia atrás, es mucho mejor pensar en grande, como país desarrollado, y crear el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación que Chile se merece", concluye.