SANTIAGO.- Hace algunos meses Apple presentó el nuevo Macbook, un nuevo integrante en su línea de computadores más portátiles. Sin las definiciones "Pro" o "Air", el laptop es el más pequeño de la serie, con una pantalla de alta resolución ("Retina") de 12 pulgadas pero un grosor que apenas supera el centímetro.
La apuesta está por crear un intermedio entre la portabilidad de un tablet y las posibilidades que ofrece el sistema operativo de un computador. Y el Macbook logra mostrar lo atractivo de esta idea, aunque con ciertos problemas.
Según indicó Apple en su presentación, la construcción del Macbook presentó varios desafíos de ingeniería, para meter los componentes en un diseño tan pequeño. Así aparece un nuevo sistema de ensamblaje de baterías, un nuevo diseño para el mecanismo interno del teclado (que hace que se requiera menos espacio para presionar y registrar la tecla) y un trackpad que realmente no hace click, sino que usa un pequeño motor para generar esa sensación.
Todo esto funciona bien. El Macbook es un computador que entrega una experiencia completa del sistema operativo OS X, con un buen rendimiento y una autonomía de batería que ronda entre las ocho y nueve horas de uso continuo. Usar su teclado sorprende al principio, por lo superficial de la interacción, pero después de un par de horas se vuelve algo natural.
El problema del Macbook está precisamente en lo que debería ser uno de sus puntos más innovadores: el uso del puerto USB Tipo C, que junto a un conector de audífonos, representan las dos únicas entradas del computador.
Este fue uno de los primeros dispositivos en usar el conector reversible presentado el año pasado y que representa la próxima generación del USB. El problema es que Apple sólo puso un puerto, que en efecto se tiene usar para cargar el computador y conectar cualquier tipo de periférico o unidad de almacenamiento.
Si a esto se le suma que muy pocos equipos en el mercado usan el conector USB Tipo C, el resultado es un computador que va a obligar a sus dueños a comprar uno o más adaptadores para sumar un puerto USB tradicional y una entrada para conectar un monitor, sea HDMI o VGA.
En muchos sentidos, el Macbook se siente como el primer Air: un computador con un rendimiento correcto pero que se complica al requerirle demasiada potencia (por ejemplo, en la edición de video), y que más allá del detalle técnico, apunta hacia lo que Apple cree que deberá ser un laptop en algunos años más. Con el Air el modelo fue un éxito, logrando un buen equilibrio de precio y funciones un par de años después de su estreno. Puede que con este modelo pase lo mismo, pero con precios que parten en un millón de pesos (a lo que hay que sumarle al menos un adaptador) por ahora es difícil justificar su compra.