MADRID.- La composición química del océano Glacial Antártico cambiará tan rápido en las próximas décadas por el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, que las pequeñas criaturas que forman la base de la cadena alimenticia no serán capaces de adaptarse al aumento de la acidificación del agua.
Una nueva investigación de expertos de las universidades de Hawai y Alaska, señala que para algunos organismos el inicio de esa situación crítica será súbito y su duración tan prolongada que "la adaptación no será posible".
El estudio, que aparece hoy en Nature Climate Change, usa una serie de modelos para explorar cómo la absorción de dióxido de carbono antrópico –el generado por la actividad del hombre– y la consiguiente acidificación afectará al océano Glacial Antártico en el próximo siglo.
Uno de los organismos marinos más amenazados por la acidificación son los pterópodos, unos diminutos caracoles que sirven de alimento básico para peces, ballenas y pájaros marinos.
"El océano actúa como un gigantesca esponja que absorbe el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera. Ese proceso consume ion carbonato, necesario para que algunos organismos fundamentales puedan construir y mantener sus conchas de carbonato cálcico", explicó la directora del estudio y oceanógrafa química, Claudine Hauri.
Si la concentración de ion carbonato cae por debajo de un mínimo esos organismos deben emplear más energía para luchar contra su disolución en unas condiciones químicas del agua adversas.
Además, en grandes zonas del océano Glacial Antártico esos episodios en los que la cantidad de ion carbonato caerá por debajo del límite mínimo se prevé que duren más y sean más frecuentes. Al final de este siglo esos periodos podrían abarcar casi todo el año, señaló el científico climático, Tobias Friedrich.
Se trata de un "claro signo de advertencia. Dada la rápida expansión y prolongación en el tiempo de las condiciones dañinas, está muy poco claro si los pterópodos y otros organismos marinos vulnerables serán capaces de adaptarse, agregó Hauri.
La "única manera de mitigar el riesgo que la acidificación de los océanos supone para la vida marina y nuestra fuente de alimentos es reducir la emisiones de dióxido de carbono", concluyó uno de los coautores del estudio Axel Timmermann.