Vía twitter: @StationCDRKelly
SANTIAGO.- Este fin de semana el astronauta Scott Kelly subió a su cuenta de Twitter una foto de una flor cultivada en el espacio. Con anterioridad, los trabajadores de la instalación espacial ya habían logrado cosechar y comer la primera lechuga, que junto a este nuevo desarrollo los acerca a la meta del cultivo autónomo en lugares como Marte.
La zinnia, especie escogida para la prueba a bordo de la Estación Espacial Internacional, demora 60 u 80 días en crecer, dificultando el proceso si se le compara con la lechuga romana cultivada a mediados de junio.
Trent Smith, quien maneja el programa de producción de vegetales en el espacio, dijo respecto a la elección de la flor: "Es más sensible a los parámetros ambientales convirtiéndola en una planta muy difícil de hacer crecer. Es el precursor perfecto a otros proyectos futuros, como plantar tomates por ejemplo", señaló el científico en un comunicado emitido por la página oficial de la NASA.
Los principales obstáculos que deben enfrentar los vegetales durante el periodo de cosecha en el espacio son el estrés y sequía producida por las condiciones a las que están sujetas. Sin embargo, los fracasos anteriores sirvieron para que los trabajadores del proyecto de la NASA nombrado "Veggie", fueran más cautelosos y modificaran el sistema de regadío logrando completar la hazaña.
Smith señala que si bien los "jardines espaciales" funcionan como uno común y corriente, a veces las especies simplemente se niegan a crecer. El hecho de que una flor lo hiciese propone grandes expectativas en posteriores proyectos que ya ven el cultivo espacial como una opción factible para un futuro cercano.
La semana pasada científicos peruanos y estadounidenses anunciaron un programa para estudiar la factibilidad de plantar papas en Marte, debido a las similitudes que existen entre el suelo del desierto de Arequipa donde crece el tubérculo y el planeta rojo, mostrando el creciente interés de los científicos por la agricultura interestelar.
Por ahora, los científicos y astronautas continúan monitoreando el cultivo de la zinnia mostrándose optimistas ante los inesperados resultados. El suceso permite abundantes oportunidades de llevar distintas especies a Marte para su estudio y potencial consumo.