El Mercurio
LONDRES.- Un grupo de científicos ha calculado el área de hielo flotante que cada plataforma de hielo de la Antártica puede perder sin que las partes conectadas a la tierra colapsen en el océano, revela hoy un estudio publicado por la revista Nature.
La investigación sugiere que, aunque algunas placas de hielo pueden perder un área sin que ello tenga un efecto inmediato sobre el resto de la plataforma, otras presentan una zona limitada o casi nula cuyo deshielo tendría consecuencias significativas en su conjunto.
La fusión de las placas de hielo de la Antártica tiene importantes consecuencias sobre el aumento global del nivel del mar, recuerdan los responsables de la investigación, desarrollada por el Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medioambiente (LGGE) de la Universidad de Grenoble (Francia), el Instituto Universitario de París y la Universidad de Erlangen-Nuremberg (Alemania).
Las partes flotantes de las plataformas de hielo, recuerdan, actúan como un anclaje para el área que se encuentra unido a la tierra, evitando que se separen y se aventuren hacia el océano.
Sin embargo, hasta ahora no se había podido determinar con precisión cuál es el área de apoyo exacto para que eso no suceda.
Para cada plataforma de hielo antártica, los investigadores calcularon y trazaron un mapa del área que tiene poco o ningún efecto de apoyo sobre la corriente de hielo ascendente y cuya pérdida tiene un bajo impacto, lo que denominaron como "placa de hielo pasiva" (PSI, sus siglas en inglés).
Descubrieron que, en general, en torno a un 13 por ciento de las placas de hielo de la Antártica son PSI, siendo las del mar de Amundsen y del Bellingshausen, con un PSI del 7 y 5 por ciento, respectivamente, las más susceptibles de sufrir más pérdidas de hielo.
Los autores concluyen en su estudio que es urgente mantener un seguimiento de cualquier fractura que sufran estas plataformas que se produzca fuera del margen de seguridad, dado que ya han visto reducido su tamaño durante las últimas dos décadas.
Asimismo, añaden, sus partes de hielo conectadas a la tierra se asientan sobre un lecho inclinado hacia atrás, circunstancia que contribuye a la inestabilidad de las placas de hielo marino.