PETERMANN ISLAND, Antártica.- Contoneándose sobre las rocas, legiones de pingüinos se lanzan a las aguas heladas de la Antártica, buscando comida para alimentar a sus crías. Lo mismo hacen las focas y las ballenas, que también comen krill, un crustáceo de 3 cm. parecido al camarón que está en la base de la cadena alimenticia de oceáno austral.
Pero los observadores de los pingüinos aseguran que el krill es cada vez más escaso aquí, en la península antártica, bajo amenaza por el cambio climático y la sobrepesca. "El krill es la planta de energía de la Antártica. Es una especie clave para todos", dijo Ron Naveen, líder del grupo de investigación antártica Oceanites, mientras un grupo de pingüinos graznan en las rocas tras él.
La península antártica occidental se ha calentado tres grados Celsius en el último medio siglo, según grupos ambientalistas como World Wildlife Fund. "Puedes ver los efectos, como la retirada de los glaciares. Puedes ver cambios en los patrones del hielo. Hay algunos cambios que pensamos que son consecuencia del cambio climático, que tienen que ver con un cambio en las poblaciones de pingüinos", dice Steven Chown, biólogo de la universidad Monash de Australia.
"El aumento de las temperaturas, el incremento de la acidez de los océanos y, en cierta medida, aunque aún no está claro, también la industria de la pesca que busca el krill, ejercen presión sobre las poblaciones de depredadores que se alimentan básicamente de krill".
Pesca de arrastre cuidadosa
Sobre las rocosas costas y los azules icebergs de la península antártica y sus islas, focas de piel marrón se empujan entre sí y ballenas jorobadas asoman sus blancas panzas. Entre las hordas de pingüinos Gentoo de pico naranja, se contonean también algunos pingüinos Adelie, con sus anillos blancos en torno a los ojos, y los Chinstrap, con una raya blanca en la garganta.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lista los pingüinos Adelie y el krill entre las especies amenazadas por el cambio climático.
Especies como el Adelie también sufren por la pesca, asegura el organismo, porque las criaturas antárticas tienen que compartir el krill con los humanos. "La pesca de krill podría estar teniendo lugar demasiado cerca de donde están las colonias de cría de pingüinos", dice Naveen. "Y, tal vez más importante, en las áreas donde los pingüinos buscan alimento", añadió.
Los barcos de pesca recogen 300.000 toneladas de krill al año, dice la UICN. Se utiliza como alimento en el cultivo de peces y para fabricar suplementos con Omega 3, que se dice calma el dolor en las articulaciones y otros males.
Cilia Indahl, jefa de sustentabilidad en la empresa pesquera noruega Aker BioMarine, dice que la cantidad total de krill que se pesca representa apenas el 0,5% de las 60 millones de toneladas que anualmente comen los animales marinos.
La compañía ha desarrollado un método para minimizar daños ambientales, asegura. Los botes arrastran lentamente, usando redes con filtros especiales para evitar capturar otras criaturas. "También consideramos dónde pescamos el krill y nos aseguramos de tener una superposición mínima con los lugares donde se alimentan otros animales, como pingüinos y ballenas", asegura.
Pingüinos y política
La Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) monitorea la pesca en la Antártica. Los países miembros deben ponerse de acuerdo en cuestiones sensibles como límites de pesca y áreas vedadas.
Algunos países propusieron mantener intocable una gran zona protegida del mar de Ross, una remota área antártica que se mantiene pura. China aceptó el plan luego de algunos cambios, pero los activistas y funcionarios involucrados en las conversaciones se lamentan de que otro gigante de la industria pesquera, Rusia, se resiste.
El portavoz de la cancillería china, Hong Lei, dijo a la AFP que su país accedió a apoyar la propuesta del mar de Ross luego de que fuera modificada para obtener un mejor balance "entre la protección y el uso racional de los recursos".
Pero el ministerio ruso de pesca dijo a la AFP en un comunicado que el sistema de regulación de pesca supervisada por varios organismos mundiales "se ajusta completamente a los requerimientos modernos respecto a la conservación de la biodiversidad y no requiere ningún cambio radical".
Los ambientalistas también insisten en que la CCRVMA renueve sus regulaciones actuales en lo que toca a la pesca de krill cuando celebre su reunión anual en octubre.
"Será una pelea sobre si la subdivisión de la captura de krill, que protege a los predadores como los pingüinos, continuará o no", dice Andrea Kavanagh, jefa de la campaña de conservación de pingüinos de The Pew Charitable Trusts, una ONG estadounidense. "Algunos países como Rusia y China dijeron en la reunión del año pasado que no ven la necesidad de ello", asegura. "Quieren ser libres de capturar tanto krill como puedan cerca de la península antártica, incluso al lado de las colonias de pingüinos que han estado mermando en los últimos 30 años", agregó.
Los activistas aseguran que las medidas conservacionistas serán cruciales para el futuro de la región, considerada una de las últimas regiones vírgenes del mundo. "Cuando estoy aquí, me siento como en la primera línea del cambio climático", dice Naveen, que ha pasado 22 años contando pingüinos. "Está sucediendo ahora y estos pingüinos intentan adaptarse. Nos están enviando mensajes sobre cómo está cambiando el planeta", añadió.