MADRID.- Un equipo internacional de científicos acaba de poner fin a uno de los mayores misterios del mundo antiguo: por qué los habitantes de Madagascar -una isla situada frente a las costas africanas- hablan malgache, una lengua del sudeste asiático y del Pacífico, es decir, a más de 6.000 kilómetros de distancia.
Los científicos creen que este idioma malayo-polinesio llegó a Madagascar con los primeros colonizadores, los asiáticos, que ocuparon la isla mucho antes que los africanos o los europeos.
Ahora, investigadores de varias universidades australianas y del Instituto Max Planck de Alemania entre otras instituciones, han encontrado restos de cosechas de arroz y de judías mungo, dos tipos de semillas asiáticas que suponen la primera evidencia arqueológica de que los habitantes del sur de Asia colonizaron Madagascar hace más de mil años, según detalla el estudio publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La investigación ha identificado varias clases de semillas de unos 2.500 años de antigüedad en dieciocho excavaciones de antiguos asentamientos humanos distribuidos entre Madagascar, las islas colindantes y la costa oriental africana.
Al examinar los sedimentos arqueológicos, vieron que había cultivos africanos y cultivos introducidos desde otros lugares, si bien, seguían un patrón diferente: los cultivos africanos se concentraban en los yacimientos del continente y de las islas cercanas, mientras que en los de semillas asiáticas se concentraban en Madagascar.
Los análisis sugieren que estos cultivos llegaron a Madagascar y las vecinas islas Comoras entre los siglos VIII y X después de Cristo.
Para el autor principal del estudio, el doctor Nicole Boivin, de la Escuela de Arqueología de la Universidad de Oxford y director del Departamento de Arqueología en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, "los restos de cultivos pueden proporcionar información útil para los arqueólogos".
"Hemos sido capaces no sólo de hallar por primera vez la firma arqueológica de los austronesios, sino que también hemos demostrado que su presencia parece extenderse más allá de Madagascar", concluye Boivin.