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Columna de Astronomía | El reto de conservar los cielos chilenos

Evitar la contaminación lumínica es vital para que los grandes observatorios sigan su trabajo, pero también lo es para mantener conectado al ser humano con su lugar en el universo.

31 de Agosto de 2016 | 09:43 | Por Leonardo Vanzi
Por Leonardo VanziAcadémico del Centro de Astro-Ingeniería de la U. Católica de Chile

Doctor en Astronomía en la Universidad de Florencia (Italia). Fue investigador postdoctorado en la misma universidad, en la Universidad de Arizona y en el Observatorio Europeo Austral. Fue astrónomo en los observatorios La Silla y Paranal y actualmente es profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile en el área de instrumentación astronómica. Dirige el Laboratorio de Instrumentación del Centro de Astro Ingenieria UC.

Las estrellas son nuestro sistema de coordenadas. Aunque pueda resultar insólito pensarlo, abrumados por la rutina de nuestro día a día, sin estrellas no tenemos rumbo. Nuestros antepasados navegaban mirando los astros porque cuando en el horizonte hay sólo mar son las estrellas la única referencia posible. Hoy, hasta en las ciudades contamos con sofisticados sistemas de navegación satelital y sin embargo los satélites artificiales –que son la base de esas tecnologías– necesitan las estrellas para mantener su orientación en el espacio.

Si desde nuestras ciudades, iluminadas en exceso, levantamos la mirada hacia arriba en una noche despejada, el cielo nocturno nos mostrará no más que un puñado de estrellas, las pocas suficientemente brillantes para no quedar ofuscadas por las luces artificiales. Así, los astrónomos vamos perdiendo de a poco nuestro laboratorio, mientras que la humanidad entera pierde la dimensión del infinito al encerrarse en una capa de luz artificial que aumenta exponencialmente con el tiempo y que reduce nuestros horizontes.

La International Dark Sky Associacion o Asociación Internacional para los Cielos Oscuros, plantea el problema de la contaminación lumínica como un tema que abarca lo científico, lo cultural y lo social. Porque mientras alumbrar calles, caminos, plazas y viviendas es una necesidad indiscutible, iluminar el cielo es un desperdicio de energía y de recursos que nos perjudica a todos.
Leonardo Vanzi:
La Asociación Internacional para los Cielos Oscuros plantea el problema de la contaminación lumínica como un tema que abarca lo científico, lo cultural y lo social

Los astrónomos requerimos de cielos incontaminados para observar los objetos más remotos del universo, pero todos los hombres y mujeres necesitamos cielos oscuros ya que un cielo punteado de estrellas es el término de comparación de nuestra dimensión humana con el infinito, sin lo cual nos perdemos en la pequeñez. O simplemente necesitamos cielos oscuros para disfrutar de uno de los espectáculos más grandiosos e impresionantes de la naturaleza y así mantenernos conectados con la belleza.

Como declaró Silvia Torres-Peimbert, presidenta de la Unión Astronómica Internacional, "Un cielo sin estrellas es como tener un mundo sin flores, podemos vivir en ambas condiciones pero preferimos no hacerlo". ¿Cómo quedarse en un cuarto reducido encandilados por una pantalla digital si afuera nuestros ojos pueden ver la luz de estrellas y galaxias remotas? ¡Luz que ha viajado durante miles de años para alcanzarnos! De hecho bajo un cielo oscuro podemos observar a simple vista la Gran Nube de Magallanes, que se encuentra a 170 mil años luz de distancia, e incluso la gran galaxia de Andrómeda, a casi dos millones de años luz de nosotros.

Chile es un país privilegiado para las observaciones astronómicas ya que cuenta con los cielos más prístinos del mundo. Por ello se ha convertido en un país pionero al contar con una legislación que protege la oscuridad de los cielos del norte. Sin embargo, según estudios el 88% de la población chilena vive bajo un cielo lumínicamente contaminado. Mientras este porcentaje es bajo en comparación con Europa, EE.UU. y Japón donde llega al 100%, es alto respecto al promedio mundial que solo llega al 63%. Para saber qué tan contaminado está donde se vive incluso es posible medir el nivel de contaminación del cielo nocturno con una aplicación.

Iluminar las ciudades sin iluminar el cielo beneficia todos. Con el fin de valorar y proteger los cielos chilenos, la Sociedad Chilena de Astronomía, la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile, y los observatorios astronómicos internacionales instalados en Chile están impulsando una campaña para postular a los cielos del norte como patrimonio de la humanidad de la UNESCO.

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