WASHINGTON.- Las elecciones presidenciales de Estados Unidos se han mantenido en los titulares durante meses, situación que se ha visto intensificada con la cercanía de la fecha de votación. El próximo 8 de noviembre los estadounidenses deberán escoger a su 48° Presidente.
Uno de los
temas que ha comenzado a complicar las elecciones es el nivel de seguridad y confianza que entregan las máquinas para votar que se utilizan en algunos estados. En medio de las primarias celebradas durante el año en Estados Unidos, el candidato republicano, Donald Trump, alertó sobre un posible "hackeo" en las máquinas.
Este tipo de alertas se ha reiterado en diversas oportunidades debido a que expertos han detallado la facilidad de alterar los resultados en algunos de estos dispositivos.
Luego del ciberataque que afectó al Partido Demócrata, 31 miembros del Instituto Aspen de Seguridad Nacional de Estados Unidos alertaron que las elecciones presidenciales podrían ser el próximo objetivo, según detalla The Daily Beast.
"Los oficiales de las elecciones, en todos los niveles del gobierno, deberían tomar este acto como una lección en sus corazones: nuestro proceso electoral podría ser puesto como un blanco para gobiernos extranjeros o grupos terroristas", detallaban los expertos en seguridad en un carta emitida en julio de este año.
Así, las dudas continúan en la palestra estadounidense. Recientemente, el senador demócrata por el estado de Georgia Hank Johnson, presentó dos proyectos de ley diseñados para proteger el "frágil sistema de seguridad" con que cuentan estas máquinas.
La antigüedad de la tecnología
Según la Constitución de Estados Unidos, cada estado tiene la responsabilidad para decidir la forma en que se llevan a cabo estos comicios, supervisados de manera federal por el Departamento Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés). Más de la mitad de ellos ha suscrito el sistema de voto electrónico, incluso en algunos casos como Alaska, sólo cuentan con esta forma de votación.
El principal problema de estas máquinas es que la tecnología que utilizan no siempre es "de punta". De hecho, muchos de estos softwares son, en realidad, antiguos y no han sido actualizados para evitar problemas de seguridad.
Incluso se han hecho estudios que han demostrado el peligro que representa esta tecnología antigua frente a un proceso de tal importancia como es la elección presidencial de Estados Unidos.
La
investigación realizada por Lawrence Norden y Christopher Famighetti, detalla que "43 estados están usando algunas máquinas que serán al menos una década viejas en 2016, y en 14 estados, las máquinas ya eran viejas hace 15 años o más".
Hackers han demostrado que es posible realizar dos tipos de ataques en el sistema de votación estadounidense: en el momento de registrar el voto, con dispositivos para alterar las máquinas y permitir que las personas voten más de una vez; o en el momento en que se envían los datos de votación a una central para ser analizados y contados.