WASHINGTON.- Un equipo de investigadores, liderados por la española Magdalena Sastre, desarrolló un método para prevenir el Alzheimer en ratones mediante la inyección de un virus que permite transmitir un gen específico al cerebro, según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Si bien este hallazgo, realizado por científicos del Imperial College de Londres, se encuentra en sus primeras etapas de investigación, podría abrir la puerta a posibles nuevos tratamientos de la enfermedad.
Los científicos consideran que este gen, denominado PGC1 - alpha, puede prevenir la formación de la proteína amiloidea-beta péptida en células en el laboratorio.
Esta proteína es el principal componente de las placas amiloideas, una masa viscosa de proteínas que se encuentra en el cerebro de las personas con Alzheimer, y que se piensa que desencadenan la muerte de células cerebrales.
Este descubrimiento puede favorecer nuevos enfoques a la hora de prevenir o detener la enfermedad en sus primeras etapas.
"Aunque estos hallazgos son aún muy tempranos sugieren que esta terapia de genes puede tener potencial uso terapéutico para los pacientes", explica la doctora Sastre, autora principal del estudio, del Departamento de Medicina del Imperial College.
"Todavía hay muchos obstáculos que superar, y actualmente la única manera de transmitir este gen es a través de la inyección directa en el cerebro", añadió la científica.
Los primeros resultados en ratones
Los investigadores inyectaron el virus con el gen en dos áreas del cerebro de los ratones donde podría desarrollarse el Alzheimer, en el hipocampo (que controla la memoria a corto plazo) y el córtex (que controla la memoria a largo plazo), y que son las primeras donde comienzan las placas amiloideas.
Los animales fueron tratados en los primeros episodios de la enfermedad, cuando aún no cuentan con estas placas, y cuatro meses después se constató que los ratones que habían recibido el gen tenían muy pocas de estas placas comparadas con el grupo de los ratones que no habían sido tratados.
Asimismo, no se registró pérdida de células cerebrales en el hipocampo.
La doctora Sastre agrega que otros estudios apuntan que el ejercicio y el componente resveratrol, que se encuentra en el vino tinto, puede ayudar los niveles de este gen PGC-1, aunque éste sólo tiene beneficios en píldoras ya que en el vino la presencia de alcohol la desactiva.
"Todavía estamos a años de utilizar esta como tratamiento clínico. Sin embargo, en una enfermedad urgentemente que necesita nuevas opciones para los pacientes, este trabajo ofrece esperanza para futuras terapias", afirma Sastre.