Columna de Astronomía | Las estrellas parecen fijas, pero están en una maratón
Aunque cada noche pareciera que los astros están estáticos en el cielo, todos y cada uno de ellos se mueven por efecto de la gravedad.
07 de Diciembre de 2016 | 09:23 | Por Manuela Zoccali
Por Manuela ZoccaliAcadémica del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile
Doctora en Astronomía de la Universidad de Padova (Italia). Fue investigadora postdoctoral del European Southern Observatory en Múnich (Alemania). Profesora titular del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, investigadora del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (Basal-CATA) y directora del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS).
Gracias al libro "Almagesto", escrito por el astrónomo griego Ptolomeo en el segundo siglo d.C, sabemos que los antiguos dividían los astros en planetas móviles en el cielo y en estrellas fijas, pegadas en una esfera centrada en la Tierra. Copérnico y Galileo movieron el centro de esa esfera desde la Tierra al Sol y, finalmente, la ciencia moderna eliminó por completo el concepto del centro del universo. Pero además, hoy sabemos que no hay estrellas fijas: todas se mueven con respeto a las demás. Eso se debe a que los cuerpos celestes interactúan a través de la fuerza de gravedad, la que los mantiene en movimiento en trayectorias (u órbitas) alrededor del centro de masa (o baricentro) de todos los demás astros que sean lo suficientemente masivos y cercanos como para que su acción gravitacional no sea despreciable.
Así, por ejemplo, la Tierra describe una órbita alrededor de un punto casi coincidente con el centro del Sol. Solamente debido a este movimiento, nosotros vemos a todas las estrellas desde una perspectiva diferente dependiendo en qué mes del año nos encontremos. Ello hace que las estrellas se muevan durante el año, aparentemente, a lo largo de una elipse cuyo semi-eje mayor, llamado paralaje, es tanto más grande cuanto más chica es la distancia de la estrella. En otras palabras, el paralaje permite conocer dónde está realmente un astro respecto de la Tierra. Al aumentar la distancia de una estrella, su paralaje se vuelve rápidamente tan chico que es muy complicado medirlo. El satélite Gaia, de la Agencia Espacial Europea, fue lanzado en 2013 para medir paralajes o las distancias de muchas estrellas en la Vía Láctea. El 14 de setiembre pasado, Gaia entregó su primer catálogo con la posición de 1.000 millones de estrellas y las distancias para 2 millones de astros. Se requerirán algunos años más para completar este "Google map" estelar.
Son movimientos del orden de centésimas de segundo de arco por año. Es decir, desplazamientos cien veces más chicos que el puntito que cada estrella deja en una fotografía de buena resolución
Manuela Zoccali
Así como la Tierra gira alrededor del Sol, todas las estrellas de la Vía Láctea, incluido nuestro astro, giran alrededor del centro de ésta. Y, además, todas las galaxias también se mueven unas con respeto a las otras. La mayoría de las estrellas en la Vía Láctea están confinadas en un disco, moviéndose en órbitas circulares bastante ordenadas. En cambio, el bulbo y el halo de la galaxia contienen estrellas cuyas trayectorias son mucho más desordenadas, parecido a abejas alrededor de un panal. Desde la Tierra observamos estos movimientos, llamados movimientos propios, como desplazamientos de cada estrella en el cielo en una dirección distinta. Son movimientos del orden de centésimas de segundo de arco por año. Es decir, desplazamientos cien veces más chicos que el puntito que cada estrella deja en una fotografía de buena resolución:¡algo muy difícil de detectar! Aún así, lo bueno es que éstos son acumulativos y si esperamos muchos años se harán más notorios.
Los movimientos propios, como los paralajes, también son más pequeños para las estrellas más lejanas. Pero si logramos conocer la distancia por otra vía podemos saber qué tan rápido se mueven las estrellas en el espacio, lo que está determinado por qué tan grande es la fuerza gravitacional que "sienten". Por ejemplo, gracias al movimiento excepcionalmente rápido de algunas estrellas muy cercanas al centro galáctico supimos que ahí había una concentración muy grande de masa. Esta, que es invisible y que está confinada en un espacio muy pequeño, resultó ser un agujero negro con una masa equivalente a la de 4 millones de estrellas como el Sol.