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Las posibilidades que entrega la tecnología que recibió el nobel de Química 2016

Los tres científicos que fueron galardonados este año, Jean-Pierre Sauvage, James Fraser Stoddart y Bernard Feringa, aventuran lo que se podría crear en el futuro con sus máquinas moleculares.

11 de Diciembre de 2016 | 09:00 | EFE
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EFE
ESTOCOLMO.- Los tres premiados este año con el Nobel de Química han llevado esta ciencia a una nueva dimensión al crear máquinas moleculares de tamaño nanométrico, cuyas futuras aplicaciones parecen en la actualidad, según dos de los laureados, propias de la ciencia ficción.

El francés, Jean-Pierre Sauvage; el británico residente en Estados Unidos, James Fraser Stoddart; y el holandés, Bernard Feringa; son tres pioneros de la nanotecnología que han logrado desencadenar y controlar el movimiento de las moléculas, "algo totalmente nuevo y desconocido", según explicó el mismo Sauvage.

Para hacerse una idea de las dimensiones en que se manejan estos expertos, un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro, tamaño al que ya han creado coches, ascensores y músculos moleculares.

Las aplicaciones actuales de esta técnica, que aún está en sus albores, "son muy limitadas", reconoce el químico, pero con su desarrollo y el paso de los años, estas podrán aumentar y "desde luego, podemos soñar, porque hay una parte de suena a ciencia ficción".

Ese es el mismo término usado por Feringa al hablar de las cosas que se podrán hacer en un "futuro lejano" con máquinas moleculares y es que no hay que olvidar que el primer motor del siglo XIX "poco se parece al que llevas ahora en tu coche", comentó.

"Ahora hemos aprendido, de una manera muy primitiva, a mover las moléculas, a hacerlas rotar y esa es -asegura- la primera piedra para todo tipo de materiales y funciones, para crear cosas que puedan adaptarse, moverse, responder a una señal luminosa y cambiar".

Las infinitas posibilidades que permite esta tecnología


Los dos nobel construyen una lista de posibles aplicaciones, que para Feringa van desde medicamentos inteligentes a materiales autorreparables o ventanas que se limpien solas. Mientras que su compañero de galardón, la tecnología podría ayudar de la electrónica a la informática molecular.

Estos dos últimos campos son algunos de los más desarrollados gracias al equipo de Stoddart. Se trata, explicó Sauvage, de almacenar información y usarla como se hace con un lápiz de memoria o con un chip de ordenador, pero el dispositivo es molecular y, por lo tanto, "extremadamente pequeño".

Hasta ahora -aseguró- "han hecho cosas espectaculares. Habrá que mejorar el sistema, lograr moléculas más estables, pero yo creo que es un terreno muy importante".

De las posibilidades que brindan las máquinas moleculares, la que más apasiona a Feringa es la de los medicamentos inteligentes, aunque recordó que son necesarios muchos pasos previos pues "puede llevar fácilmente 20 años".

Se trataría y "es sólo un sueño", advierte con una amplia sonrisa, de que los antibióticos se activen y desactiven a voluntad. "Si tienes una infección aquí (se señala un lugar en el pecho junto a uno de los botones de su camisa celeste), haces llegar un antibiótico a ese lugar preciso y se activa gracias a una luz".

Una vez que haya hecho efecto, "seis o doce horas después, el medicamento se apaga, deja de existir y no deja resto, de manera que no se desarrolla resistencia a los antibióticos, que "hoy es un problema de importancia capital en todos los hospitales".

Los pequeños avances que se han logrado


El equipo de Sauvage, por su parte, ha creado ya en laboratorio los primeros músculos moleculares, "un objeto de ocho nanómetros que se contrae y relaja cuando se le envía la señal a la molécula", el que puede utilizarse para mini robots articulados o para usos que en los que "hoy en día ni siquiera hemos pensando".

Para desarrollar todo el potencial de esta técnica "necesitamos métodos nuevos y quizás sean completamente diferentes de los de ahora", consideró el químico holandés, mientras Sauvage resumió sus aplicaciones en una frase: "Imaginación al poder".

Y es que "estamos creando nuestro propio mundo, porque intentamos hacer algo con las moléculas que la naturaleza no ha inventado", aseguró Feringa, quien, a veces, se siente como un artista, pues su trabajo tiene un aspecto creativo y emocional: "yo disfruto con la belleza de las moléculas y con lo que puedes hacer con ellas".
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