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Columna de Astronomía | La colaboración internacional es posible y la astronomía es la prueba

En tiempos donde sentimientos ultra-nacionalistas y proteccionistas vuelven a resurgir, el estudio del universo aparece como un claro ejemplo en que la unidad y la colaboración internacional permite alcanzar metas más grandes.

14 de Diciembre de 2016 | 09:29 | Por Ezequiel Treister
Por Ezequiel TreisterAcadémico del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile

Doctor en Ciencias del programa conjunto de la Universidad de Chile y Yale University. Fue investigadorpostdoctoral en el European Southern Observatory y la Universidad de Hawaii en Estados Unidos. Fue profesor de la Universidad de Concepción y es actualmente profesor asociado en el Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA). Es presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS).

"Imagina que no hay países. No es difícil hacerlo", cantaba hace cuarenta y cinco años John Lennon. La astronomía puede ayudarnos a convertir esto que suena a utopía en realidad. Después de todo, cuando miramos un cielo estrellado todos tenemos las mismas preguntas fundamentales, independiente del lugar donde nacimos o crecimos.

La astronomía en los últimos años se ha convertido en una verdadera empresa globalizada. Simplemente, la mayoría de los grandes observatorios astronómicos se volvieron demasiado caros y complejos para que un solo país pueda construirlos. Podría dar numerosos ejemplos, pero quizás el que más me gusta es el arreglo de radiotelescopios ALMA. A pesar de haber nacido como tres proyectos internacionales independientes, finalmente fue construido como uno solo más grande y actualmente es administrado y operado por un conglomerado internacional que incluye a superpotencias que no suelen trabajar juntas: Estados Unidos, Europa, Japón y Corea del Sur, entre otros. Obviamente esto implicó superar complejas barreras culturales, idiomáticas, comerciales, legales, etc., pero al mismo tiempo mostró que un esfuerzo tecnológico global de gran escala es posible si ponemos nuestro mejor esfuerzo en el.

Una experiencia particularmente enriquecedora fue participar hace algunos meses en el comité de asignación de tiempo de ALMA. En una mesa estuvimos sentados siete personas de diversos países del mundo –Alemania, Chile, Estados Unidos, Japón, Italia– discutiendo propuestas provenientes de más de 30 naciones. Durante una semana de intensas discusiones intentamos elegir las propuestas con mayor mérito científico. Después de todo, y aunque me considere usted ingenuo, el conocimiento científico es universal y la nacionalidad de sus descubridores no debiese ser un factor en el proceso.

Más del 80% de las publicaciones en astronomía en Chile incluyen contribuciones internacionales

Ezequiel Treister
Casi toda la investigación astronómica actual es realizada por grupos que incluyen la participación conjunta de astrónomos de todas partes del mundo. Más del 80% de las publicaciones en astronomía en Chile incluyen contribuciones internacionales. Estos van desde pequeños grupos de algunos investigadores hasta grandes colaboraciones de cientos de investigadores en docenas de países.

También existen colaboraciones que involucran países completos. Como presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía, en estos últimos dos años tuve la oportunidad de reunirme con colegas y delegados gubernamentales de países tan variados como Sudáfrica, Corea del Sur, Japón o Alemania. Más cerca de casa, estamos ahora trabajando fuertemente para firmar un acuerdo para fomentar la investigación científica conjunta con astrónomos de Sudamérica, principalmente Argentina y Brasil. En particular, los tres países estamos trabajando en un proyecto conjunto para instalar una antena de radioastronomía en el norte argentino, que entre otras cosas permitirá aumentar significativamente las capacidades de ALMA. Con todos ellos nos une el mismo deseo y pasión por conocer y descubrir los secretos del cosmos.

Entonces, quisiera cerrar esta columna en estos turbulentos tiempos en que estamos viviendo, donde lamentablemente vemos un renacer de facciones extremistas, intolerancia, discriminación, xenofobia, con una dosis de optimismo. Mirar el cielo nos conecta como humanidad, desde nuestra esencia espiritual más íntima, al contemplar una noche estrellada con nuestros ojos, hasta los consorcios multinacionales de miles de millones de dólares construidos con el fin último de entender nuestro lugar en el universo. Por todo esto, estoy convencido de que la astronomía puede ser una herramienta para dejar un mundo mejor a nuestros hijos.

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