BOSTON.- Científicos que descubrieron que los ancianos realmente tienen orejas grandes, que tocar el didgeridoo ayuda a aliviar la apnea del sueño y que manejar cocodrilos puede influir las decisiones de apuestas están entre los ganadores de la edición 2017 del "Ig Nobel", el premio para logros científicos absurdos.
La versión 27 de los premios fue anunciada anoche en la Harvard University, y la ceremonia incluyó una avalancha de aviones de papel, el estreno mundial de una ópera y ganadores del Nobel entregando los galardones en las 10 categorías.
"Es un extraño honor, pero estoy emocionado", declaró James Heathcote, físico inglés y ganador del Ig Nobel de anatomía por su investigación sobre orejas grandes.
Los premios son auspiciados por la revista de humor científico Anales de Investigación Improbable, la Asociación de Ciencia Ficción Harvard-Radcliffe y la Sociedad Harvard-Radcliffe de Estudiantes de Física.
Los ganadores de este año también incluyeron a científicos que usaron dinámica de flujos para determinar si los gatos son sólidos o líquidos, investigadores que trataron de entender por qué algunas personas le tienen asco al queso, y psicólogos que encontraron que muchos gemelos no se pueden distinguir a sí mismos en imágenes.
Heathcote, cuyo estudio sobre tamaño de orejas fue publicado en el prestigioso British Medical Journal en 1995, se inspiró cuando él y otros expertos discutían cómo podían hacer más investigación. Cuando preguntó por qué los hombres ancianos tienen orejas tan grandes, la mitad de sus colegas estuvo de acuerdo con la afirmación y la otra mitad se rió.
Para su estudio, Heathcote midió el largo de las orejas de más de 100 pacientes y descubrió que no sólo los hombres tienen orejas grandes sino que las orejas crecen alrededor de 2 milímetros por década a partir de los 30 años. Las orejas de las mujeres también crecen con la edad, pero las suyas son más pequeñas inicialmente, y las de los hombres son más notorias porque suelen tener menos pelo, concluyó. "Hay algo mágico en medir las orejas", comentó.
El Ig Nobel de Milo Puhan es un descubrimiento importante para quien vive con una persona que ronca fuerte. Descubrió que tocar el didgeridoo –un tubular instrumento aborigen australiano que emite un sonido profundo– ayuda a aliviar la apnea del sueño.
Puhan, director del Instituto de Epidemiología, Bioestadísticas y Prevención de la Universidad de Zurich en Suiza, estudió la práctica del didgeridoo después de que un paciente de apnea se convenció que le ayudaba. Para el estudio reclutó a voluntarios que aprendieron a tocar en instrumentos plásticos de más 1,3 metros de largo.
"La práctica regular del didgeridoo reduce el sueño durante el día y los ronquidos de personas con síndrome de apnea del sueño moderado, y además mejora la calidad de sueño de sus parejas", concluyó el trabajo.
¿Por qué funciona? Puhan asegura que el instrumento ayuda a la gente a aprender "respiración circular", la técnica de soplar por la boca pero inhalando por la nariz de manera simultánea, y refuerza los músculos de la garganta usados en la respiración.
El premio de economía fue para un par de australianos que encontraron que si quieres limitar tus pérdidas al apostar, no tengas un encuentro con un cocodrilo antes de ir al casino. Matthew Rockloff, jefe del Laboratorio de Investigación de Población de la Central Queensland University en Bundaberg, y la asistente de investigación Nancy Greer, pusieron un cocodrilo de un metro en los brazos de gente que iba a apostar y vieron qué pasaba.
La emoción del encuentro con el peligroso reptil causó que las personas con problemas pre-existentes "tendieran a apostar montos más altos, lo que lleva a pérdidas mayores en el largo plazo", declaró Rockloff en un correo electrónico.
Como muchos proyectos que ganan Ig Nobel, lo que parece tonto en la superficie puede tener una aplicación válida. "Este fue el primer estudio en examinar el impacto emocional del entusiasmo en decisiones al apostar, lo que tiene beneficios obvios para tratar un serio problema de comportamiento y de salud mental", comentó.
Rockloff se sintió tan afortunado cuando se enteró de su Ig Nobel, que estuvo tentado de probar su suerte. "Tuve que detenerme para no intentar capitalizar mi suerte en una máquina tragamonedas", dijo.