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Columna de Astronomía | Instrumentación astronómica "made in Chile"

Aunque la construcción de instrumentos para observatorios astronómicos aún es incipiente en el país, las oportunidades son muchas si se toman hoy.

04 de Octubre de 2017 | 09:40 | Por Leonardo Vanzi
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ALMA
Por Leonardo VanziAcadémico del Centro de Astro-Ingeniería de la U. Católica de Chile

Doctor en Astronomía en la Universidad de Florencia (Italia). Fue investigador postdoctorado en la misma universidad, en la Universidad de Arizona y en el Observatorio Europeo Austral. Fue astrónomo en los observatorios La Silla y Paranal y actualmente es profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile en el área de instrumentación astronómica. Dirige el Laboratorio de Instrumentación del Centro de Astro Ingenieria UC.

Tener acceso a un gran telescopio es sin duda el sueño de todo astrónomo, sin embargo en la astronomía observacional moderna un telescopio no es todo y no sirve mucho si no viene acompañado de un buen instrumento.

La situación era muy distinta en el pasado cuando los astrónomos se instalaban detrás de los lentes, del "perspicillum", ocupando sus propios ojos para realizar las observaciones. De hecho, el ojo fue el único instrumento astronómico hasta Galileo Galilei. Sin embargo, por ser un instrumento con un rango de aplicaciones extremadamente amplio, el ojo humano tiene limitaciones para las observaciones astronómicas.

Por esta razón, a partir del siglo pasado los instrumentos astronómicos optimizados para las observaciones científicas han remplazado el ojo humano detrás de los lentes y los espejos de los grandes telescopios. Estos instrumentos cumplen esencialmente las mismas funciones del ojo humano, pero con una sensibilidad y una precisión infinitamente mayores. Los astrónomos modernos ya no pasan las noches sentados detrás del ocular del telescopio sino que en una sala de botones de donde controlan los instrumentos.

Las mayores universidades chilenas ya participan de importantes proyectos de tecnología astronómica, sin embargo más allá de la academia la respuesta del sector público y privado ha sido bastante tibia

Leonardo Vanzi
¿Quién construye los telescopios y los instrumentos? En la actualidad es un trabajo multidisciplinario donde astrónomos, físicos, ingenieros, técnicos, personal administrativo, y también alumnos, trabajan juntos para lograr el objetivo. En esto, un papel fundamental es el de las empresas. No obstante la astronomía no promueve un consumo masivo de productos, plantea problemas que representan un desafío constante para el avance de las tecnologías y de la producción en muchas áreas. Tampoco se trata de montos despreciables. Este año el Observatorio Europeo Austral (ESO) firmó contratos por cientos de millones de euros con la empresa alemana Schott, y con la empresa francesa Reosc, para los espejos del telescopio gigante ELT y con el consorcio italiano Astaldi-Cirmolai-EIE, para la construcción del domo del telescopio. El costo total del telescopio europeo de 39 metros, que será instalado en Chile, supera los mil millones de euros. Algo más que el telescopio GMT o del LSST que también se instalaran en el país.

¿Cuál es la posición del país frente a esta industria? "Muy en pañales". Durante la última década, grupos de académicos chilenos se han esforzado para llamar la atención de las autoridades públicas sobre la inmensa oportunidad que la astro-ingeniería implica. Las mayores universidades chilenas ya participan de importantes proyectos de tecnología astronómica, sin embargo más allá de la academia la respuesta del sector público y privado ha sido bastante tibia. ¿Por qué? Las respuestas pueden ser varias pero tal vez, la impresión de que aportar con el recurso natural "cielo azulado" es todo lo que Chile puede y debe hacer, es la más importante. Se ignora que la astronomía es un terreno muy fértil para que las capacidades presentes en el país puedan florecer alcanzando visibilidad internacional.

No obstante, la comunidad nacional cuenta hoy con la primera generación de instrumentos pensados y construidos en el país gracias al esfuerzo de los que nos dedicamos a este área y que nos apoyamos en la fuentes de financiamiento público existentes, las cuales lamentablemente no están pensadas ni dimensionadas para colaborar con las mayores máquinas científicas del mundo. Sin duda se han dado pasos, pero todavía el camino es largo para llegar a explotar de lleno la posición privilegiada con la que el país cuenta en el ámbito astronómico, un área donde Chile puede estar dentro de los primeros en el mundo.

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