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Columna | Astronomía experimental: Hasta donde la imaginación nos lleve

La investigación científica libre es una fuente inagotable de nuevas ideas, muchas veces capaces de revolucionar nuestra sociedad.

31 de Enero de 2018 | 09:36 | Por Rolando Dünner
Por Rolando DünnerAcadémico del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile

Ingeniero eléctrico de la Universidad Católica y doctor en astronomía y astrofísica en esta misma institución, desarrollando su tesis doctoral en la Universidad de Princeton. Actualmente es profesor asistente del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, miembro del Centro de Astro-Ingeniería UC e investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

Cuando Albert Einstein le pidió a Arthur Eddington en 1919 que fotografiara un eclipse —para probar su teoría de la Relatividad General— le estaba proponiendo hacer algo que nadie había hecho antes. Se trataba de un desafío mayor. En primer lugar, los eclipses totales de Sol ocurren cada varios años y, cuando suceden, suelen verse en zonas muy pequeñas —y por lo general remotas— de la Tierra. Además son muy cortos, duran máximo un par de minutos, siendo siempre susceptibles a ser cubiertos por nubes. Por último, la medición requerida era sumamente precisa, demandando un telescopio de gran calidad, así como técnicas avanzadas para la medición de las placas fotográficas.

Aceptar el desafío le implicó a Eddington desarrollar un telescopio de última generación. Este debía ser capaz de ser transportado a una isla remota, ser instalado solo en unos meses y sacar múltiples fotografías rápidamente mientras ocurría el eclipse. Luego, una vez obtenidas las tomas, venían meses de trabajo usando las técnicas más refinadas de la época para analizarlas y llegar a su conclusión: Einstein tenía razón, la gravedad curva la luz. Gracias al impacto de sus resultados, Einstein ganaría el premio Nobel de Física en 1921.

Quizás es bueno entonces preguntarse ¿qué motivó a Eddington a aceptar el desafío? Claramente no fue el dinero. Un proyecto así deja muchas mas deudas que ganancias. Tampoco dejaría patentes que pudieran comercializarse en el corto plazo. ¿Tal vez fama? No, si consideramos que el plato mayor se lo llevaría Einstein. En el fondo a Eddington lo motivó la curiosidad. La tentación irresistible de ver lo que nadie había visto antes, de entender el universo. El motor que mueve a toda actividad científica.

Las tecnologías revolucionarias rara vez nacen de un esfuerzo deliberado por desarrollar un producto comercial, sino que más bien surgen en forma indirecta al intentar resolver problemas

Rolando Dünner
Pero una vez satisfecha la curiosidad ¿qué más dejó el esfuerzo de Eddington? Este trabajo creó conocimiento técnico valioso que, sumado al aporte de muchos otros científicos, ha dado pie a un sin número de avances tecnológicos insospechados, con retornos económicos enormes en el largo plazo.

Existe una larga lista de tecnologías que han nacido espontáneamente de la astronomía. Algunos ejemplos famosos son el wifi, el GPS, múltiples lenguajes de programación, la tomografía computarizada, los escáner de rayos-X, los sensores CCD y muchos otros.

En un mundo dominado por la tecnología, el desarrollo de los países dependerá cada vez mas de su capacidad de crear conocimiento. El ejemplo de la astronomía, entonces, debiera resonar fuertemente. Las tecnologías revolucionarias rara vez nacen de un esfuerzo deliberado por desarrollar un producto comercial, sino que más bien surgen en forma indirecta al intentar resolver problemas que nadie ha imaginado antes. Nacen de la curiosidad y del talento de personas que quieren responder preguntas difíciles.
En Chile tenemos una gran oportunidad. La calidad de nuestros cielos ha permitido el desarrollo exponencial de la astronomía, atrayendo a científicos connotados de todo el mundo a instalar telescopios con la última tecnología. Está en nosotros aprovechar esta oportunidad, apoyando a chilenos dispuestos a dedicar su tiempo, esfuerzo y talento a desentrañar los misterios del universo desarrollando experimentos hechos en Chile, y de pasada creando conocimiento capaz de dibujar el futuro de la nación. Ésta es una de las grandes motivaciones del Centro de Astro-Ingeniería UC.

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