SANTIAGO.- Hace aproximadamente 66 millones de años el mundo estaba cambiando y distintos factores modificaban la vida que se conocía en la Tierra de entonces. Mientras que las Escaleras del Decán — una de las mayores provincias volcánicas del planeta — se estaban activando y soltando enormes cantidades de cenizas, un meteorito de entre 10 y 18 kilómetros de diámetro impactó la península suroriente de México: en Chicxulub de Yucatán. Al pasar esto tres cuartos de las especies del planeta desaparecieron, incluyendo a los dinosaurios.
Si bien esta es una de las teorías más fuertes de la extinción masiva en nuestro planeta, un estudio publicado en Science Advances asegura que el meteorito no fue el único culpable. También lo habría sido una enorme actividad volcánica al fondo del mar.
El mundo subacuático está compuesto mayoritariamente por un material volcánico producido por erupciones bajo el océano. Éstas pueden ser datadas con mucha precisión y así fue como los investigadores dieron con una, cercana temporalmente al impacto del meteorito en Chicxulub, la cual se habría replicado en varios lugares de la Tierra.
“El impacto produjo ondas sísmicas — equivalentes a las de un terremoto, pero mucho más grandes—, las que viajaron hacia las dorsales (montañas en la parte media de los océanos), sacudiendo el magma del manto y produciendo erupciones”, explica Joseph Byrnes, el coautor del estudio, al diario El Mercurio.
La lava comenzó a surgir justamente donde se juntan la placas tectónica bajo el océano, provocando cambios en el agua y la atmósfera.
“Ciertamente, el impacto jugó un rol en la crisis medioambiental y posterior extinción, pero nuestro trabajo establece el escenario para estudios futuros sobre la posible contribución del vulcanismo en ella”, agrega el también investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Minnesotta, refiriéndose a que las Escaleras del Decán ya estaban en curso cuando cayó el meteorito, y no que fue impulsada por este impacto, como pensaban anteriormente.
“Hay datos intrigantes de ese periodo”, añade Byrnes. Como por ejemplo, la extinción selectiva de especies marinas sensibles a la acidificación de los océanos, lo que es consistente con el aumento de la actividad del vulcanismo subacuático.