El Mercurio (imagen referencial)
LONDRES.- Las diferencias fisionómicas entre los dos sexos de una misma especie pueden aumentar su riesgo de extinción, según un estudio publicado esta semana en la revista Nature. La investigación liderada por Maria João Fernandes y Gene Hunt, ambos del Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Historia Natural en Washington, exploró la selección sexual como posible causa para la desaparición de las especies.
Todos los estudios anteriores sobre el dimorfismo sexual -las diferencias fisionómicas entre sexos- como un factor determinante en el desarrollo de la especie se han considerado incompletos por valorar exclusivamente ejemplos de animales no extintos.
En este caso, los científicos estadounidenses estudiaron los fósiles de los ostrácodos, crustáceos con un caparazón de dos valvas, con dimorfismo sexual, que pueblan la Tierra desde hace 450 millones de años, casi 400 millones de años antes de la extinción de los dinosaurios, y de los que hay numerosos registros.
El estudio se ocupó de 93 especies distintas pertenecientes al Cretácico Superior -entre 66 y 84 millones de años atrás- y la comparación de las muestras señaló que aquellos con un mayor dimorfismo sexual tenían un índice de extinción hasta diez veces superior que los demás, según la publicación científica.
Los ostrácodos macho cuentan con un exoesqueleto más alargado que las hembras, ya que sus órganos reproductores necesitan más espacio y, por ello, su concha debe ajustarse a un mayor tamaño.
Los resultados demostraron que aquellos ostrácodos macho que "invirtieron" en una mayor capacidad reproductiva -su dimorfismo les facilitaba la búsqueda de pareja-, acabaron teniendo menos recursos para otras funciones necesarias para la supervivencia.
Este dato relacionaría la selección sexual como refuerzo de la selección natural, ya que eliminaría mutaciones perjudiciales y podría acelerar la adaptación.
Los científicos consideran que si este resultado se repitiera para otras especies animales, la selección sexual debería considerarse un factor determinante para las poblaciones en riesgo.
Por ello, argumentan que aumentar el conocimiento que se tiene sobre esta cuestión es necesario para comprender mejor la actual crisis de la biodiversidad en el mundo animal y entender también la historia de la misma.