LONDRES.- Actualmente, los animales tienen que sortear diversos tipos de contaminación -a causa del hombre- en sus hábitats, uno de estos son los residuos de medicamentos que llegan a los sistemas fluviales de todo el mundo, algo que fue alertado por la Unión de Geociencias Europea celebrada en abril en Viena.
Es por esto que un equipo de científicos británicos decidió analizar las consecuencias de pequeñas dosis del antidepresivo fluoxetina, también conocido como Prozac, en las hembras de estornino, un pequeño ave de unos 20 centímetros de largo y con un plumaje de color negro iridiscente.
De acuerdo a la investigación, los especímenes expuestos a pequeñas dosis de antidepresivos atraen menos a los machos, que les dedican menos cantos en el cortejo e incluso eran más propensos a perseguir, picotear o arañar a las hembras expuestas al Prozac.
Los investigadores de la Universidad de York creen que el estudio -que se publicará en la revista Chemosphere- demuestra que estos cambios en el comportamiento podrían poner en riesgo la pervivencia de los pájaros canores.
Los resultados más visibles del estudio de los estorninos emergieron después de emparejar durante dos días a los varones con una hembra que había sido expuesta a bajas dosis de Prozac, con cambios típicos en su comportamiento.
"Los machos cantaban más del doble a las hembras no tratadas que a aquellas que habían estado recibiendo dosis bajas" del antidepresivo, explicó Sophia Whitlock, investigadora del proyecto.
Este informe "es la primera evidencia de que las bajas concentraciones de un antidepresivo pueden perjudicar el cortejo de los pájaros canores", comentó Kathryn Arnold, del departamento de medio ambiente de la Universidad de York.
"Es importante porque los animales que son lentos para encontrar una pareja no se reproducirán", alertó.
"Con muchas poblaciones silvestres en declive, tenemos que preguntarnos si no se podría hacer más para eliminar los contaminantes químicos como productos farmacéuticos de nuestras aguas residuales", añadió.