NRAO/AUI/NSF/NASA/STScI (Archivo)
SANTIAGO.- Cuando un agujero negro en el centro de una galaxia se encuentra fagocitando, es decir, tragando material espacial, su brillo aumenta y se reduce de una forma que ningún astrónomo había sido capaz de identificar. Eso hasta ahora, gracias a la investigación de la científica Paula Sánchez-Sáez, que permitió establecer un patrón entre la conducta del agujero negro y su "dieta".
En un estudio publicado esta semana por la revista The Astrophysical Journal, Sánchez-Sáez, quien actualmente cursa el doctorado en Ciencias, mención Astronomía, en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, detalla que "la luz que emite el material que está cayendo en el agujero negro -y el responsable de generar su brillo- cambia mucho en el tiempo, sin un patrón estable".
Con su más reciente trabajo, la astrónoma explica que "tratamos de dar respuesta a la pregunta de cómo se conecta la variabilidad de éstos con las propiedades físicas del agujero negro súper masivo. El resultado fue que, contrario a lo que se creía, la única propiedad física importante para explicar la amplitud de la variabilidad es la tasa de acreción".
La acreción se explica, en palabras la co autora del estudio, Paulina Lira, académica del Departamento de Astronomía (DAS) de la casa de estudio estatal e investigadora del Centro Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines CATA, como el acto en que "el agujero negro está tragando material", y aquí es donde toman relevancia sus conclusiones, ya que "dependiendo de la cantidad [que coma], variará la luz emitida en el proceso. Y lo que detectamos es que mientras menos tragan, más varía".
Para llegar a estas conclusiones, Sánchez-Sáez utilizó precisamente un trabajo anterior de Lira en que se obtuvo imágenes (entre 2010 y 2015) de cinco campos extragalácticos con la cámara de amplio campo QUEST, en el observatorio La Silla.
"Los resultados obtenidos desafían el antiguo paradigma que indica que la amplitud de la variabilidad de los AGN (núcleos de galaxias activas, por sus siglas en inglés) dependía principalmente de su luminosidad. Esto se pensaba porque medir la masa de los agujeros negros no siempre es posible, pero nosotros pudimos medir estas propiedades físicas para una muestra del orden de 2000 objetos", explica Sánchez-Sáez.
En esta misma línea, la científica añade que "pudimos obtener curvas de luz de muy buena calidad para un número grande de objetos, lo que nos permitió estudiar la variabilidad de cada uno de forma independiente, cosa que antes no era posible. Así, pudimos establecer que el factor que determina la amplitud de la variabilidad es la tasa de acreción".