WASHINGTON.- A fines de agosto se vivió un momento de riesgo a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) tras la detección de una filtración de aire en la zona rusa, específicamente en el cohete Soyuz que llevó en julio a la última expedición hasta la base. Si bien el problema fue solucionado temporalmente, el conflicto no quedó ahí.
Tras este evento, tanto la base en Washington como la de Moscú aseguraron que los tripulantes se encontraban fuera de riesgo, pero el director de Roscosmos, la agencia espacial rusa, Dmitry Rogozin, salió al paso con declaraciones que sólo avivaron la llama del conflicto.
Hace una semana, Rogozin aseguró que no han descartado la posibilidad de que esto sea producto de una "interferencia deliberada en el espacio", e incluso habló de "sabotaje". Esto luego de que detallara que existen muestras de potenciales marcas de taladro en el cohete de origen ruso.
Desde 2011 que todos los astronautas que llegan a la EEI lo hacen abordo de naves rusas, esto porque el gobierno estadounidense decidió terminar con el Space Shuttle Program. Claro que esta situación se mantendrá sólo hasta noviembre del próximo año, cuando el acuerdo termine. Entonces, la NASA comenzará con su Commercial Crew Program, que utilizará naves de SpaceX y Boeing para salir de la Tierra.
Si bien dentro de la base que orbita el planeta la clima de la Guerra Fría nunca se ha desarrollado, los últimos dichos de Rogozin han comenzado una tensión entre ambas agencias espaciales que, hasta ahora, trabajaban en armonía y colaboración desde que la EEI se lanzó en 1998.
Dentro de la EEI los astronautas y cosmonautas continúan sus trabajos de investigación con normalidad. Actualmente se encuentran a bordo dos rusos, tres estadounidenses y un alemán.