El Mercurio (imagen referencial)
WASHINGTON.- Un fenómeno que coloquialmente puede ser denominado como "apagar tele" y que hace referencia a problemas para recordar lo ocurrido durante momentos de consumo de alcohol pareciera haber sido comprobado de manera científica. Esto luego de que un equipo de científicos de la Universidad Brown, en Estados Unidos, publicara un estudio en la revista Neuron sobre los efectos del alcohol en el cerebro.
De acuerdo a sus conclusiones, el consumo de estos productos genera antojos de larga duración y, por esto, problemas al momento de formar la memoria durante horas.
Los científicos determinaron que un cambio molecular podría ayudar a explicar por qué unos vasos de vino pueden dañar la memoria durante días y por qué motivos los alcohólicos pueden recaer después de décadas de abstinencia.
En un análisis llevado a cabo con moscas, que pese a tener solo 10 mil neuronas (frente a las 100 mil millones que tienen los humanos), comparten algunas características básicas, el grupo liderado por la profesora Karla Kaun encontró un área del cerebro "clave" para justificar esta pérdida de memoria prolongada.
"Todas las drogas -alcohol, opiáceos, cocaína o metanfetamina- tienen efectos secundarios adversos y hacen que las personas tengan náuseas o les produzcan resaca, así que ¿por qué los encontramos tan gratificantes?", se preguntó Kaun antes de empezar el estudio.
Los antojos por sobre la memoria
Para resolver esta cuestión, Kaun y la investigadora Emily Pertuccelli, de la Universidad de Illinois del Sur, usaron herramientas genéticas para desactivar de manera selectiva genes clave mientras entrenaban a las moscas para que encontraran alcohol.
Una de las proteínas responsables de la preferencia de las moscas por el alcohol es Notch, que forma parte de una vía de señalización involucrada en el desarrollo de embriones, y el desarrollo y la función cerebral adulta en humanos y en todos los animales.
Las investigadoras hallaron que Notch activa un gen llamado receptor de tipo dopamina-2, que produce una proteína en las neuronas que reconoce la dopamina, el neurotransmisor que hace "sentirse bien".
"Se sabe que un receptor similar a la dopamina-2 está involucrado en la codificación de si una memoria es agradable o aversiva", explicó Petruccelli, quien detalló que el alcohol "secuestra" esta vía de memoria conservada para formar antojos.
Por su parte, Kaun comentó que si este mecanismo funciona de la misma manera en humanos, "una copa de vino es suficiente para activar el camino, pero vuelve a la normalidad en una hora".
Sin embargo, después de tres vasos, con un descanso de una hora de por medio, el camino "no vuelve a la normalidad" hasta después de 24 horas.